Los graffitis, esos mensajes callejeros urbanos, anónimos, plasmados por lo general en paredes ajenas y que en muchos lugares generan rechazo social, se han hecho un hueco en Alaior con la complicidad del Ayuntamiento.
Un grupo de jóvenes artistas vinculados al movimiento 'street art' pintan estos días los muros de hormigón que rodean el aparcamiento situado al final de la calle Comercio. Su presencia, así como sus obras, no pasan desapercibidas y han generado en el pueblo opiniones encontradas.
"No me gusta. La mayoría de los dibujos no los entiendo", comenta contrariado un vecino. "No me hace gracia que me pinten la pared sin que me consulten antes", apunta otro visiblemente molesto.
No obstante, por lo general, son muchos los alaiorenses que valoran la calidad de las obras. "Por lo menos no son esos graffitis que ensucian las paredes, estos están bien y es bueno que cada uno de los graffiteros haya sido fiel a su idea", explica José, otro vecino que disiente de la opinión expresada por algunos de sus conciudadanos de que la temática de los dibujos debería haber estado relacionada con el pueblo.
"Hay algunos que merecen la pena y otros no. Creo que el Ayuntamiento debería haber hecho una preselección antes de permitir pintarlos", comenta Juan. "Mientras no sean dibujos exagerados, cada cuál puede pintar lo que quiera porque siempre será mejor que los goterones de cemento que hay en el muro", añade el joven Damián.
En la misma línea se expresa Salus poco antes de la llegada de los grafiteros: "En otras ciudades de España están más habituados a esto y hay verdaderas obras de arte, aquí prefiero esto a una fría pared de hormigón".
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