La Conselleria insular de Turismo no tiene registrada a día de hoy ninguna petición oficial de cambio de uso de alojamientos hoteleros en Menorca, ni tampoco de complejos de apartamentos que quieran acogerse a la coparticipación o condominio como fórmula de explotación, dos posibilidades que contempla la nueva Ley del Turismo de Balears, según confirmaron ayer desde el Consell.
La normativa aprobada por el Parlament el pasado julio regula la reconversión de establecimientos obsoletos para otros usos, como el residencial, y también nuevas vías de explotación que permiten la venta de unidades -más adaptable al caso de los aparthoteles-, pero manteniendo la explotación por parte de una empresa turística. Se trata de alojamientos coparticipados o compartidos, una alternativa que se propuso desde la Asociación Hotelera de Menorca (ASHOME) ya en el año 2005.
Ambos artículos de la Ley cuentan con el apoyo de las federaciones hoteleras de las Islas, aunque la casuística es variada. Menorca cuenta con tres ejemplos de la salida que la nueva norma puede suponer para establecimientos actualmente cerrados y en decadencia. Son los casos de los hostales Miramar y Rocamar, ambos situados en plena fachada marítima de Maó, en el fonduco, y del aparthotel Sol del Este, en el municipio vecino de Es Castell, también con vistas al puerto.
Se trata de establecimientos turísticos cerrados cuyo futuro a corto plazo no parece otro que el deterioro, claros exponentes, según la patronal hotelera, de la necesidad de abrir una salida a la modernización o reconversión, ahora contemplada en la Ley, y que justifican el apoyo de las federaciones a la norma, que permite los cambios, siempre sujetos a la autorización del Consell insular y de los ayuntamientos.
"¿Qué hay que hacer, mantenerlos cerrados? Deterioran la imagen de la zona en la que están, quedaron obsoletos y la actividad turística está en constante cambio y evolución", asegura el gerente de ASHOME, Joan Juanico, quien añade que la Ley, con estos artículos, recogió el sentir del empresariado.
El cambio de uso a residencial permitiría la reforma y venta de inmuebles como los hostales del puerto de Maó, y el condominio sería una solución para complejos cerrados como el de Sol del Este, que se mantiene de alta como empresa turística, todo ello sujeto a las condiciones que marca la Ley. En el caso de la venta de apartamentos, los compradores deben contar con todos los servicios complementarios que ofrece el alojamiento, y en el del cambio de uso turístico a residencial, uno de los requisitos es el tamaño mínimo de la vivienda resultante, 90 metros cuadrados en un 90 por ciento de las unidades. Ambas posibilidades son vistas por los empresarios como una forma de contar con recursos para emprender obras de reforma y modernización, sin depender de la financiación y evitar el declive de algunas zonas urbanas y turísticas.
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