Teatre Principal. Rojas Marcos se movió con gran soltura por un escenario que simulaba la consulta de un psiquiatra con vistas al ‘skyline’ de Manhattan - David Arquimbau

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Quince minutos antes del inicio de la conferencia del psiquiatra Luis Rojas Marcos en el Teatre Principal, el público se agolpaba anoche en las taquillas. Y a pesar de que las únicas butacas que quedaban libres tenían una visibilidad prácticamente nula del escenario, apenas nadie desistió de escuchar en directo a este sevillano emigrado a Nueva York en la década de los sesenta.

Atraídos por el deseo de conocerle en persona y por extraer alguna enseñanza positiva de sus palabras, este polifacético autor que ha dedicado una docena de libros al optimismo, la felicidad, la convivencia y la superación de las dificultades llenó el teatro.

Rojas Marcos inauguró el ciclo de conferencias organizadas por el Foro de Menorca con la ponencia "Superar la adversidad". En una escenificación muy a la americana y con un perfecto dominio del espacio, el ponente se movió con gran soltura por un escenario que simulaba la consulta de un psiquiatra con vistas al 'skyline' de Manhattan.

Rojas Marcos hizo gala toda la noche de cada una de las cualidades que el catedrático de Pedagogía Social, Antoni Petrus, había destacado poco antes en la presentación del psiquiatra sevillano como "experto y seductor conferenciante" y al que describió como "un hombre del renacimiento ubicado e integrado en el mundo digital y tecnológico del siglo XXI".

Tras unas primeras palabras de agradecimiento en menorquín, Luis Rojas Marcos comenzó una ponencia en tono didáctico, de lenguaje claro y sencillo, en la que interactuó con el público, bromeó y lanzó preguntas al aire. La primera cogió desprevenido a muchos. "¿Por qué las mujeres en España tienen mayor esperanza de vida?, inquirió (pausa, murmullos) porque hablan mucho", respondió.

Con su teoría, el reputado psiquiatra quiso hacer hincapié en los beneficios que aporta a la salud expresar de viva voz las emociones. "Al traducir un pensamiento en palabras reducimos la intensidad emocional", destacó. Argumentar, explicar una situación aunque sea a solas con uno mismo permite dar sentido a lo que nos pasa.

Rojas Marcos destacó la fuerza interior que impregna cada uno de nuestros genes. Habló de la 'resiliencia', la elasticidad, la resistencia. Dijo que la capacidad de cada uno para sobreponerse a las calamidades que le rodean depende de su grado de resiliencia, es decir, de su capacidad de resistir las desdichas. Todos tenemos esa capacidad para encajar los golpes sin rompernos", enfatizó.

"Los epidemiólogos dicen que tocamos a dos adversidades por persona", bromeó. "¡Quienes no hayan tenido ninguna por ahora que vayan preparándose!", agregó entre las risas del público.

En opinión del que fuera jefe de los servicios de salud mental, alcoholismo y drogas del municipio de Nueva York y director del Sistema de Sanidad y Hospitales públicos entre 1995 y 2002, los pilares que soportan la capacidad del hombre para superar esas adversidades, esa resiliencia, son seis.

En primer lugar están las conexiones afectivas de aquellas personas que nos rodean. Pero en este caso Rojas Marcos aconsejó diversificar y compartimentar las relaciones con los demás, para no depender de una sola persona. El otro pilar es el autocontrol, la capacidad de analizar los problemas y tomar decisiones. El tercer apartado es la autoestima. El cuarto pilar es el control de las situaciones, la adaptación a los cambios.

En quinto lugar citó las ventajas del pensamiento positivo. Animó a los presentes a darse un número del uno al diez a su esperanza en el futuro, a los recuerdos, "la mayoría de nosotros tenemos más pensamientos positivos que negativos.

Bendita la mala memoria" y a las explicaciones que dan a sí mismos sobre su estilo de vida. "Quienes se den más de un cinco tienen un pensamiento positivo y optimista" dijo.

Por último, Luis Rojas Marcos citó el humor como elemento necesario para superar la adversidad, los embates de la vida. En este punto contó una anécdota personal "Antes de que mi madre muriera, le pregunté si prefería que la enterrásemos o la incineráramos. Ella me miró y me dijo: Luis dame una sorpresa".