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Joves Empresaris concederá el Premio Innovem de este año a un emprendedor del siglo pasado: Carlos Ruiz Ponsetí (Maó, 1891-1953). Fue el fundador en 1940 de una de las primeras empresas españolas dedicadas a la fabricación de máquinas de calcular, aunque no solo destacó por la innovación tecnológica, sino también por la gestión innovadora del personal, proporcionando formación a sus trabajadores y creando una mutua para la plantilla.

Joan Sánchez, delegado en Menorca de Joves Empresaris de Balears, explica que el premio se entregará a la hija del homenajeado, Amalia Ruiz Guilliano, en la inauguración de la feria Innovem, mañana. "Hemos querido destacar la capacidad que tuvo Carlos Ruiz de salir fuera de la Isla para aprender y el atrevimiento de regresar para fundar un proyecto empresarial que en su momento fue puntero", afirma Sánchez. El delegado de Joves Empresaris destaca que "en un momento como el actual es importante tener presente que la Isla ha dado grandes empresarios y grandes proyectos que deben servir de estímulo". El nuevo homenajeado se añade a la lista de galardones de Innovem, otorgados a Joan Taltavull (1817-1914), fundador de la Sociedad del Vapor Mahonés, y a Jaime Mascaró, empresario del calzado.

Carlos Ruiz Ponsetí nació en 1891 en Maó, hijo del fundador de la empresa metalúrgica, la Maquinista Naval. Tras finalizar la enseñanza secundaria, trabajó en la central eléctrica de Tremp y decidió probar fortuna en el extranjero. Viajó a Manchester y en 1917 emigró a los Estados Unidos. En América tuvo diversas ocupaciones, hasta que en 1922 ingresó en Remington Rand, una importante empresa de máquinas de oficina. Además realizó diversas invenciones que patentó: el 1920, una lavadora, o ingenios como una cafetera eléctrica o un reloj electrónico. En 1932 decidió regresar a Menorca, con el objetivo de fabricar máquinas de calcular. Se asoció con el mecánico Antoni Pons y otros inversores y establecieron la Fábrica Nacional de Máquinas de Oficinas. Entre ambos socios diseñaron 1.500 piezas de una máquina sumadora, cuyo prototipo quedó terminado a finales de 1935. Ruiz partió hacia Barcelona para la distribución del aparato. Durante la Guerra Civil trabajó en la Hispano Olivetti. Tras la contienda, regresó de nuevo a Menorca. Los socios reemprendieron la actividad en el mismo local y en 1940, la sociedad adoptó el nombre definitivo: Sumadoras Comercial SL. Ante la ausencia de personal cualificado, Ruiz Ponsetí se dedicó a impartir cursos de formación a su plantilla, estableció un sistema de tests para seleccionar a los trabajadores y exámenes para la obtención del título de montador. En 1944, Ruiz Ponsetí era el único fabricante del ramo en España, y sus máquinas destacaban por la simplicidad, rapidez y utilidad para los cálculos de contabilidad.

Su gestión del personal fue innovadora: las clases de formación eran continuas, estableció pluses de producción y las ideas de los operarios eran adoptadas y recompensadas. Hasta que no se implantó la Seguridad Social, creó una mutua para sus trabajadores. A partir de 1946, la empresa abrió una oficina comercial en Barcelona. Entre 1949 y 1952, la firma comercial creció y estuvo muy activa. En 1953, Ruiz Ponsetí falleció. La empresa continuó en manos de los socios y trabajadores hasta que en 1978 cerró.