María Ángeles Querol es una de las personas claves de la organización como directora del Primer Congreso Internacional de Buenas Prácticas en Patrimonio Mundial: Arqueología y puede serlo también en la declaración de Patrimonio Mundial de Menorca. Porqué cree, verdaderamente, en ello y lo defiende con argumentos e instrucciones de cual debe ser el buen camino para no caer en la trampa de una nueva marca turística sin sentido que sume nada en el vacío como ocurre tantas veces como se está demostrando en el congreso que se celebra estos días en el Teatre Principal de Maó.
María Ángeles Querol es catedrática en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid. Sus especialidades son la arqueología preventiva, en la gestión del patrimonio arqueológico, y la arqueología feminista que analiza el papel de las mujeres en los museos arqueológicos. Recientemente ha publicado el "Manual de gestión del patrimonio cultural" que es un referente para el alumnado de las universidades.
¿Qué posibilidades reales tiene Menorca de ser declarada por la UNESCO Patrimonio Mundial?
Tiene muchas. Lo que pasa es que hay que tener en cuenta varias cosas, la primera que es ser Patrimonio Mundial y para que sirve. No es una panacea, no significa que Menorca vaya a cambiar, de ninguna manera, además Menorca ya es Patrimonio Mundial, es Reserva de la Biosfera, y tanto por su paisaje como por sus monumentos ya es patrimonio cultural. Un grado más, ser declarada Patrimonio Mundial, no le vendría nada mal, pero nada cambiará de repente. Luego hay que tener en cuenta otra cosa, el Patrimonio Mundial se declara bajo diferentes categorías, o formas, como la de ciudad, como monumento, como paisaje, yo creo que Menorca tiene unas características paisajísticas muy interesantes porque la forma de tratar el terreno, como con las piedras, ha perdurado desde la época talayótica hasta el presente. Con todo se ha diseñado un paisaje muy especial, desde que tu llegas en avión ya lo estás viendo. Este paisaje es el que en mi opinión debería ser propuesto para que Menorca fuera toda la Isla declarada Patrimonio Mundial, no solo sus monumentos megalíticos.
Respecto a la condición de Reserva de la Biosfera, ¿qué plus añadiría Menorca al ser declarada también Patrimonio Mundial?
Ser Reserva de la Biosfera ya es mundial. En mi opinión no se añadiría nada más, excepto en el caso que se hiciera un trabajo previo que es el de interesar a la ciudadanía. Sino es como ir sumando declaraciones una tras otra y nada más, y ¿qué le importa esto a la gente?. Hay lugares, incluso en España, que han sido declarados Patrimonio Mundial sin que la gente del mismo lugar lo sepa, luego no tiene ningún sentido.
Usted siempre insiste en la necesidad de involucrar a la sociedad, pero ¿en qué se concreta?
Yo creo que en la educación. Los maestros y profesores de Primaria y de Secundaria tendrían que recibir información, puede que en forma de charlas, para saber que es Patrimonio Mundial, lo que significa. Luego podrán incentivar el alumnado no solamente en el conocimiento, que lógicamente supongo yo que lo tienen, sino el aprecio y el valor. Se debe enseñar a los alumnos que eso tiene valor, tiene mucho más valor incluso que una nueva carretera o una nueva fábrica, aunque parezca mentira. Ese valor hay que desarrollarlo durante la infancia, es un tema a largo plazo, como es lógico, pero es una cuestión de educación.
Y el resto de la sociedad, ¿cómo ha de involucrarse?
Pues a través de las asociaciones culturales, que en esta Isla hay muchas, a través de las asociaciones de vecinos y otros colectivos que se reúnen con finalidades culturales. En el si de estas entidades han de tener en cuenta las ventajas y desventajas de ser Patrimonio Mundial.
Patrimonio Mundial, en tanto que marca turística ¿cómo se ha de concebir?
Para empezar no debe ser solo una marca turística, en la mayoría de los sitios que son Patrimonio Mundial solo lo usan como marca turística. Por desgracia, en los últimos diez o quince años, se ha quedado solo en eso. Una de las razones de este congreso, y de este proyecto, es analizar esta situación, ver como se usa ser Patrimonio Mundial en los diferentes lugares de todas partes del mundo donde existe esta declaración. Con todo llegamos a la conclusión que no debe ser sólo una marca turística.
Su conferencia trató sobre la arqueología preventiva, ¿cuáles son las máximas a considerar al respecto?
Las máximas están muy relacionadas con el avance de la obra pública y privada. En los últimos treinta años nuestros territorios se han cubierto de carreteras, autopistas, gasoductos, trenes de alta velocidad, aeropuertos, chalés, adosados y no adosados, es decir construcciones que han tocado mucho la superficie terrestre, es decir el suelo. Y este suelo tiene, en muchísimas ocasiones, restos arqueológicos. Antes de que se planifique cualquier tipo de obra, en el planeamiento territorial, tienen que quedar bien claros que sitios hay que preservar, reservar de verdad sin tocar, para el futuro, sea este cuando sea, dentro de dos semanas o dos años, y por otro lado que sitios estamos dispuestos a sacrificar por la carretera. Hasta ahora, en la guerra entre la carretera o la nueva colonia de chalés, y el patrimonio arqueológico, siempre ha ganado la carretera. Luego como hemos visto que vamos a perder siempre, lo que debemos es compatibilizar las dos cosas.
Durante mi presentación presenté un power-point animado con mucho ruido, con una máquina excavadora que pasaba sobre un yacimiento, en un segundo momento la máquina se para sobre el yacimiento y este es excavado y en una tercera fase, que es la que yo propongo, lo que hace la máquina es pasar la carretera bordeando el yacimiento sin tocarlo. Esta es la arqueología preventiva.
Su otra línea de investigación trata de la arqueología femenina, ¿en qué consiste?
Consiste en analizar como se representan las mujeres en el museo en la actualidad. Ahora mismo cuando se hace un museo, la gente que diseña y dibuja interactivos, paneles, videos, en donde hay personas que representan, como si fuera un teatro, personas que labran, que cazan, que fabrican piedras, etcétera, lo hacen con hombres. Luego la principal conclusión es un poco triste para las mujeres que han sido educadas ante la falta absoluta de protagonismo femenino. Las mujeres no son presentadas como heroínas ni como protagonistas, siempre que hay grupos importantes, grupos que están organizando el mundo, si contamos cuantos hombres y cuantas mujeres hay, en torno al 15 por ciento son mujeres y en casi ningún caso, excepto Angela Merkel, que va vestida de hombre casi siempre, son hombres. Los hombres dirigen el mundo, los hombres hablan el mundo, los hombres nos han dado palabras para hablar y decimos, teniendo rasgos femeninos, soy profesor, soy arquitecto, y no es verdad. Yo soy profesora y no quiero que nadie me llame profesor, no solo por mi, sino por los cientos de personas que en el siglo XIX se tuvieron que vestir de hombre para que las dejaran entrar en las universidades. A ellas les debo el hecho de que yo, a finales del siglo XX, haya sido catedrática y me enorgullezco tanto, por ellas y por mí de serlo que ¿cómo me voy a llamar a mi misma catedrático?
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