Apertura por encima de las expectativas. El desembarco de Mercadona en Menorca no ha podido ser más exitoso. Más de 200 personas aguardaban minutos antes de las nueve y cuarto a que el supermercado del polígono industrial de Maó abriese sus puertas. Una hora después, el aparcamiento –de 5.500 metros cuadrados y 281 plazas– y las calles aledañas, estaban ocupados y el trasiego en los 1.700 metros cuadrados de superficie de venta era frenético.
"Hemos comenzado muy bien, incluso mejor de lo que esperábamos", reconocían fuentes de la cadena valenciana. Sin embargo, la gran afluencia no se traducía en nervios, al menos en apariencia. Los directivos- perfectamente reconocibles por su indumentaria- recorrían atentos los pasillos, aunque eran los trabajadores quienes se prestaban con gran amabilidad a atender a los compradores y a resolver las dudas que les iban planteando.
La escena se repitió a lo largo de la jornada enmarcada en el lógico interés que suscita la apertura de una nueva superficie comercial y sólo la visita sorpresa de Juan Roig, a media tarde, rompió la rutina. El presidente de la compañía no quiso perderse el comienzo de la singladura de Mercadona en la Isla y con su presencia lanzó un mensaje claro a sus empleados- hasta 60 cuenta este primer establecimiento-, el de su pertenencia a una empresa que tiene mucho de familia y el compromiso que adquieren al trabajar en ella de hacerla crecer.
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