La Unidad Dependiente Epikeia, impulsada por la Pastoral Penitenciaria en colaboración con Caritas Diocesana, incorporará a sus servicios los permisos tutelados de los presos que cumplen condena en la cárcel de Menorca. Con la entrada en funcionamiento del nuevo centro penitenciario, el objetivo de la Iglesia consistirá en acoger y tutelar a los internos que, tras una valoración por parte de los profesionales de la cárcel, obtienen permisos de pocos días para salir de la prisión y empezar a preparar su reinserción en la sociedad.
La Unidad Dependiente Epikeia desde su entrada en funcionamiento, a finales de 2006, acompaña a los presos de tercer grado que cumplían condena en Palma, con el fin de realizar el proceso de rehabilitación y reeducación en Menorca. Pero a partir de este año la Unidad iniciará el programa de tutela para aquellas personas que están solas o tienen problemas para recomponer sus antiguos lazos familiares. En la actualidad, según ha explicado Albert Vidal, director del Secretariado de Pastoral Penitenciaria de la Diócesis, la relación con las autoridades penitenciarias es "más fluida y directa", desde que la cárcel se encuentra en Menorca, y la Unidad realiza ahora los trámites para que todos los acuerdos se realicen "directamente con Maó" y no con la prisión de Palma, como sucedía hasta el momento.
Puente a la libertad
La mayoría de los presos que han pasado por la Unidad Epikeia han logrado reinsertarse en la sociedad, según señala la secretaria general de Caritas Diocesana, Antònia Florit. La entidad se encarga de gestionar el proyecto y pone a disposición de los internos una trabajadora social que, en coordinación con el centro penitenciario, realiza el seguimiento de cada preso que llega al piso tutelado. Además, un monitor se queda todas las noches en la Unidad, asumiendo las funciones de acompañamiento de los usuarios.
El servicio, que el año pasado atendió a siete personas, constituye, según Florit, "un puente para su reinserción social", un instrumento que permite a los presos en vías de rehabilitación formarse, buscar empleo, ponerse en contacto con sus familiares e intentar reparar los vínculos rotos para, finalmente, "dar el salto a una vida normalizada", añade Florit. Para ello, asegura la responsable de Caritas, "es importante el contacto semanal con la trabajadora social".
Desde el punto de vista cristiano, el director del Secretariado de Pastoral Penitenciaria, Albert Vidal, reivindica esta "visión humana" de los presos, a los que, subraya, "hay que darles esa segunda oportunidad, esa es la misión fundamental de la Iglesia".
Para el presente ejercicio la financiación del proyecto provendrá del Estado, ha asegurado Florit, ya que la Unidad Dependiente Epikeia es una de las iniciativas que anualmente se presenta para recibir fondos de los recaudados a través del Impuesto sobre la Renta de la Personas Físicas (IRPF). La responsable de Caritas considera no obstante que para cubrir los costes de este servicio insular, "se necesitaría contar con la colaboración de la Administración insular y la local mediante un convenio".
De acuerdo con el objetivo de la Unidad de facilitar la reinserción socio-laboral de los internos, los presos firman un 'plan de vida', un compromiso de resocialización y realizan actividades, tanto de tratamiento (social, psicológico y de contacto con sus familiares), como de formación profesional y laboral y así poder reingresar en el mercado de trabajo. Entre las acciones educativas y ocupaciones se encuentran los talleres de alfabetización, lectura, "Aprender a pensar", habilidades sociales, educación para la salud, orientación laboral y salidas programadas.
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