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Los espectadores, agolpados en el Moll de Ponent del puerto de Maó, aplaudieron ayer a los 32 nadadores cuando, embarcados en los botes, se dirigieron al Cós Nou para iniciar la tradicional travesía de Sant Esteve. Unos minutos después, los participantes, pequeñas figuras junto a los contenedores de la zona de carga, movían los brazos y las piernas, en un breve calentamiento, para después zambullirse en las frías aguas portuarias.

Eran poco más de las 12 del mediodía y, como el turrón, los anuncios televisivos de perfumes, el cava, la lotería y el 'vuelve a casa por Navidad', allí estaban los aficionados a la natación y al frío -acompañados de un público incondicional-, a las puertas de la empresa náutica Pedro's Boat Centre y con Joana Pons, de la asociación Amics de la Mar i el Port de Maó, removiendo el chocolate caliente. Toda una tradición, la de la travesía a nado del 26 de diciembre, que se cumplió ayer con más participación que en su última convocatoria.

Treinta y dos nadadores, nueve más que el año pasado, se inscribieron en la prueba, que organizan el Ayuntamiento de Maó, el Club de Natació y la asociación Amics de la Mar i del Port. Unos por cumplir una aspiración personal, otros por el puro placer de sentir y nadar a contracorriente, y la mayoría por pasar un rato agradable mientras practican su deporte; todos ellos cubrieron ayer sin problemas la distancia entre ambas orillas del puerto -poco menos de 400 metros-, con el agua a una temperatura de alrededor de 15 grados, aunque la sensación térmica baja hasta diez u once grados, según explicaron los organizadores.

Hay quienes piensan que hay mejores maneras de depurar los excesos de las fiestas, pero no se encuentran el día de Sant Esteve entre aquellos que cruzan a nado el puerto. Y eso que el buen tiempo, el sol y la ausencia de viento hicieron que ayer los participantes no tuvieran tanto frío como el año pasado.

La travesía tiene además una cara solidaria, ya que cada nadador, para inscribirse, aporta un juguete que es donado a la Cruz Roja, y se reparte como parte del programa de la organización y la Cadena Ser "Por la sonrisa de un niño". Y aunque el ambiente festivo impera, la travesía es una competición que se divide en las categorías masculina y femenina, y nadadores de mayor edad, que también reciben un trofeo. Hay medallas para todos, pero ayer se volvió a imponer en la prueba el joven mahonés Juan José García Mesa, que se prepara como nadador profesional en el Centro de Alto Rendimiento de Barcelona. García realizó un tiempo de 3 minutos 38 segundos y 93 centésimas, seguido en segunda posición por Lluís Portella (3 minutos 48 segundos. 24 centésimas) y en tercer lugar por Marc Camps (3 minutos 53 segundos. 34 centésimas).