Dependencias. La planta baja, dedicada al trabajo, y la primera planta, destinada a zona de estancia durante las guardias, muestran diferencias destacables en construcción, estilo y uso de materiales - Gemma Andreu

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La ilusión por estrenar nuevo edificio late fuerte entre el cuerpo de bomberos de Maó, puesto que las instalaciones actuales, que datan de principios de los 90, están obsoletas. No obstante, la incertidumbre y el recelo planea sobre el parque, como ocurre con todo cambio.

En unas pocas semanas, según avanzó el conseller de Cooperación Local, Juan José Pons, el cuerpo de bomberos ocupará el nuevo edificio tras nueve meses de retraso. Son unas instalaciones que el responsable insular tildó de "desmesuradas, poco prácticas y de diseño", adjetivos que iban acompañados de un ejemplo, los 16 baños de que consta.

Estas declaraciones se topan con las que pronunció el anterior presidente del Consell, Marc Pons, en una jornada de puertas abiertas a las dependencias a principios de año y donde decía que "responde a las necesidades de un colectivo".

Una visita paso a paso nos saca de dudas.

La bienvenida nos la da un polo de deslizamiento, decorado, en la parte superior, de unos focos. Esta barra de metal pasó de la práctica a la decoración. Y es que aunque sea un elemento que permite descender más rápidamente a la planta baja cuando hay una emergencia, su altura, a unos cinco metros del suelo, y su grosor lo han convertido en un objeto llamativo y diferenciador pero sin posibilidad de uso, según los propios profesionales.

Planta baja

La llave en la cerradura da media vuelta y la puerta se abre de par a par, entre el polvo producido por el tiempo que lleva cerrado y los restos de obra que pacen por la zona. Un par de objetos de museo decoran de momento, la entrada, dando calor y color a la frialdad de un edificio aun deshabitado.

A la izquierda, los primeros seis aseos. A la derecha, una sala, completamente equipada, dirigida a cursos o clases de divulgación. El garaje goza de amplitud, perfecto para guardar los nueve vehículos del cuerpo. Una carretilla y algunas paletas aguardan ser retirados. Y es que una medianera ha sido recientemente levantada para separar la cochera de los vestuarios, que albergan una zona de baño con cuatro aseos y taquillas. Estas habitaciones dan acceso a una sala para el compresor. Ésta carece de conexión con el exterior, "y para llenar las botellas, un comunicación externa habría facilitado el trabajo", pronuncia un bombero.

El gimnasio, también ubicado en la planta baja, ya cuenta con equipamiento, "lo hemos montado con las máquinas que había en el edificio antiguo y con algunas otras que hemos conseguido", indican.

Primera planta

La escalera de acceso al segundo piso empieza a anunciar un cambio. Ya arriba, el pavimento está embaldosado, los acabados, diferentes y las vistas al campo, espectaculares, con el yacimiento de Cornia levantándose poderoso. Acogedores y cálidos. Así se perciben cocina y comedor para hacer más llevaderas las estancias de 24 horas. En esta zona se han habilitado otros seis aseos. Y en total, llevamos 16.

La zona de descanso incluye seis habitaciones dobles -aunque de momento con una sola cama- y una de individual, además de una sala de reuniones y un despacho.

A partir de enero, cada turno contará con un mínimo de tres bomberos profesionales, cuando actualmente son dos, y la segunda salida, que de momento la cubren dos bomberos semiprofesionales, va a reforzarse con otro profesional. "Las instalaciones nos quedarán grandes con la plantilla mínima por turno que vamos a ser", explica un bombero, no obstante, añade que "ha sido diseñado con miras al futuro, no sería comprensible que en unos años quedara obsoleto por falta de espacio". La utilización de materiales nuevos en construcción ha hecho que el edificio sea acogedor, señalan, y mucho más cálido que el actual.

Más críticos se muestran respecto a su ubicación. Según ellos, el cuerpo necesita espacio para entrenar, "en la explanada donde se ha ubicado podría haberse levantado una torre de entrenamiento que tanta falta nos hace para practicar y tomar experiencia ante situaciones límite", indican y añaden que "su desplazamiento unos metros hacia la izquierda no habría hipotecado la zona de entrenamiento de que constaba el parque". Sobre su practicidad no se atreven a pronunciarse. "Hay que vivir en él para poder opinar", señalan aunque creen que la escalera no va a facilitar una bajada rápida. "Hubiera sido preferible un edificio de un solo piso", agregan.