La joven menorquina Aina Triay Pons no tenía en principio planeado cruzar el océano Atlántico, pero finalmente se vio embarcada en el velero de nombre "Caronte", de 15 metros de eslora, junto a su hermano Toni y otros tres tripulantes, rumbo a Santa Lucía, una pequeña isla del mar Caribe.
Aina navegó junto a su hermano desde Valencia hasta Gran Canaria para poner a punto la embarcación que iba participar en la famosa regata transatlántica Atlantic Rally for Cruiser (ARC), y en el último momento fue invitada a tomar parte en una experiencia que concluyó hace unas semanas y que califica como "extraordinaria".
Relata Aina que su familia está muy relacionada por tradición con el mar; su hermano es marinero profesional y ella planea en un futuro iniciar estudios relacionados con la náutica. La ARC está considerada a nivel mundial como el mayor evento de navegación transoceánica, en el que se suelen dar cita los marineros más experimentados con los noveles. Para Aina, los 16 días que ha pasado a bordo del "Caronte", entre el 20 de noviembre y el 6 de diciembre, han supuesto un excelente ejercicio de aprendizaje. "Ha sido una gran escuela, pero no solo en el aspecto marítimo, sino en todos los sentidos, especialmente en la de la vida. Vivir con otras cuatro personas en un espacio tan reducido me ha enseñado muchas cosas sobre la convivencia".
La travesía, aproximadamente unas 2.700 millas marinas, ha sido más placentera de lo que se esperaba. La joven estaba preparada para enfrentarse a grandes temporales, pero apenas tuvieron un par de días de tormenta y fuertes lluvias. En cuanto al momento más emocionante de la travesía, Aina confiesa que uno de ellos fue sin duda la llegada a puerto en Santa Lucía, donde tuvieron un acogedor recibimiento por parte de los lugareños. Hasta allí llegaron en esta ocasión 250 veleros, entre los cuales solamente cinco eran de nacionalidad española, confiesa.
Una vez en el destino, los tripulantes del "Caronte" aprovecharon la ocasión para conocer distintos lugares del Caribe, como la archiconocida y paradisiaca isla de Martinica. Aina ya se encuentra en Ferreries para pasar las navidades en familia, mientras que su hermano aún sigue en el continente americano, desde donde pronto emprenderá la ruta de vuelta. Por su parte, la joven tripulante confiesa que estaría encantada de poder repetir la experiencia de nuevo en la edición de 2012.
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