Francisco González Basterra. Defiende el periodismo clásico como garantía de rigor - f.g.b.

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La incertidumbre se ha instalado en los medios de comunicación. El surgimiento de la era digital y de las redes sociales está poniendo en duda el futuro del periodismo tradicional. Sólo los robustos cimientos que creó Guttenberg con su imprenta han conseguido mantener, por ahora, una industria basada en el rigor y la credibilidad. Aunque sus días podrían estar contados, atendiéndonos a la opinión de quien ofrecerá la conferencia de mañana en el Ateneu de Maó, a las 20 horas, correspondiente al "Cicle 70 aniversari del diari Menorca" y que lleva por título "¿El vértigo digital acabará con el periodismo?". Se trata de Francisco González Basterra (Bilbao, 1946), licenciado en Derecho y graduado en Periodismo por la Universidad de Navarra, y quien fue director general de CNN+.

¿Está amenazado el periodismo?
Yo creo que el periodismo, tal y como lo conocemos, está amenazado por el mundo de internet y las redes sociales. Aunque por otro lado, puede ser su salvación. Ahí se produce un debate interesante. Estamos en una revolución tecnológica impresionante, por la manera como nos comunicamos globalmente, con instantaneidad, y cómo recibimos la información. Los que estamos en esta profesión tenemos más preguntas que respuestas, porqué estamos en un momento bastante crítico, sobretodo por la crisis económica que está afectando mucho a nuestra profesión y no sabemos muy bien qué rumbo va a tomar esto.

¿Cuáles son las amenazas?
La amenaza principal es la propia supervivencia económica. El modelo económico actual no da de sí para pagar las rotativas, la pérdida de anuncios. Porque es una industria muy pesada y vive de la inercia de 300 años de periódicos, desde que se inventó la imprenta de Guttenberg. Los medios que salen ahora son más baratos, todo el mundo puede ser su propio editor, puedes crear tu propio periódico desde casa, en tu blog, y puedes convertirte en propietario de una televisión, mandar imágenes por internet, que circulen a un coste mínimo y las pueda ver todo el mundo. En las redacciones se buscan becarios para hacer lo que antes hacían periodistas que llevaban más tiempo, pagando un 20 o un 30 por ciento menos.

¿Cuánto le queda al papel?
Es una especie a extinguir. ¿Cuánto tardarán? Pues no lo sé, yo creo que todavía viviremos unos cuantos años con ellos, pero son dinosaurios. Lo que viene es otra cosa, la gente quiere ver las cosas en pantalla, eso de mancharse las manos con el papel está pasado de moda. Nuestros nuevos lectores leen poco y se pasan mucho tiempo en la red, y si no conectamos con ellos difícilmente se podrá aguantar la industria.

Se hablaba del cuarto poder...
Antes, los periodistas pintábamos la agenda de lo que debía hablar la sociedad, lo que era importante. Ahora no tendremos ese monopolio, se establece que cualquiera puede ser periodista, aquel que tiene un teclado puede contar los acontecimientos como crea. Es un momento muy crítico y muy interesante. El periodismo sobrevivirá de otra manera, siempre habrá la necesidad de que le cuenten a la gente lo que ocurre.

¿Más pseudoperiodista supone más manipulación?
Claro. Hablan del periodismo ciudadano. Yo no estoy tan convencido de que cualquiera pueda ejercer de periodista. Periodismo es una profesión, es un conocimiento, hay unas reglas de conducta. Eso está bien como testigo de un suceso, pero es peligroso. ¿Cómo se filtra todo eso? ¿De quién te fías? ¿Cómo lo contrastas? El ejemplo es la guerra que hay en Siria. El presidente Al Assad no deja entrar a los periodistas, en cambio salen muchos videos por internet de lo que está pasando. Hasta que no entre un periodista y lo cuente no sabremos realmente lo que está pasando. A Al Assad no le importa que salgan esos videos, pero sí cree importante que no entren periodistas para contarlo.

¿Se puede regular ese periodismo ciudadano?
Creo que es casi imposible, porqué si admites la libertad de expresión estás admitiendo que puedas decir lo que quieras. Luego, puede que no te lea nadie o no hagas negocio con ello. Regular eso es como ponerle puertas al campo. Esto se autorregula con los propios usuarios, que son inteligentes y saben donde tiene que ir para fiarse. Las grandes marcas periodísticas que lo han hecho bien hasta ahora no tienen que tener problemas para salvarse, no sólo a nivel internacional o nacional, también los locales.

Compaginar papel y web es delicado, es autocompetencia.
Es una buena pregunta. Se está tratando mejor al usuario que te sigue por internet que al que paga 1,20 euros por el periódico. Es una contradicción. Pero la gente joven se ha acostumbrado a ahorrarse un euro y no se moja si llueve y tiene que ir a por el periódico. Pero habrá que saber sacar dinero de la plataforma digital, porque dar algo gratis es peligroso, no somos ONG, tiene un coste. Además, interesa que los lectores interactúen en la web, que esté más viva, pero eso cuesta.

Quizá porque debe haber un control sobre lo que difundes en tu web...
Claro, para que no salgan barbaridades. Al final las webs de esos periódicos se convierten en un basurero, porqué se cuelan calumnias, soeces. En España es una locura, un insulto permanente.

Cambiando de tercio, ¿cómo se encaja el cierre de CNN+ y ver que a cambio ponen telebasura?
Muy mal. Al canal le faltó apoyo económico, se perdía algo de dinero, poco, y la empresa que lo llevaba, que también tenía sus problemas de deuda, lo valoraba, pero no lo suficiente como para mantener el canal. Y dice mucho de esta sociedad: se quitó un canal limitado en su audiencia pero que era un servicio que ofrecíamos al ciudadano, para informarse a todas horas, con una cierta independencia y que no decía barbaridades. Luego es una barbaridad ver que quien compra la frecuencia, los señores de Telecinco, Berlusconi, ponen telebasura. Fue lamentable, pero ese canal tampoco fue bien, lo quitaron. Al final dependes de las audiencias, la televisión es un instrumento para poner publicidad y vale todo. Fue muy triste, además mucha gente se quedó en paro. Era un modelo muy profesional, y eso no es fácil ni en televisión ni en prensa. Es una industria dominada por los directores generales y por las economías. La labor de los periodistas se escucha cada vez menos. Muchas empresas tratan conseguir del periodismo posicionamientos políticos, favorecimientos a determinados sectores, utilizar los periódicos para ciertos intereses, ciertos negocios. Ahora hay que darle valor al accionista y eso prima por encima de todo. Interesa que el producto cueste la mitad, haciéndolo peor pero vendiendo lo mismo. La calidad disminuye un montón. Pero esto no es una fábrica de embutidos, es un periódico, una televisión, una radio. Hay muchos directores generales que no saben de qué va el periodismo y tratan el negocio como si vendieran embutido, y eso no puede ser.