El primero en llegar al lugar acordado es Silve Pons. El número tres de la candidatura del PSM-Iniciativa Verds-Equo viste camisa, americana a rayas, vaqueros y un pañuelo anudado al cuello. Con su chapa de "Pensa diferent" en la solapa, el primero de los tres candidatos al Congreso que este periódico ha invitado a un encuentro informal espera a sus dos compañeros. Son los tres a quienes las encuestas sitúan más próximos de Madrid este domingo, y en esta ocasión, departirán en una mesa de bar, con la intención de huir de las propuestas programáticas e intentar conocer su personalidad política.
El segundo en aparecer es Guillem García Gasulla. Acompañado de su jefe de prensa, el socialista viste un jersey gris encima de una camisa a cuadros, pantalones de pana y no suelta el lápiz que lleva en la mano. Con unas patatas sobre la mesa y algunos refrescos, llega pegado al teléfono móvil el tercer candidato, Joan Carles Grau. Auspiciado por su jefa de prensa, el candidato del PP luce pantalones de pinzas, jersey azul sobre una camisa también azul, y en su muñeca derecha una pulsera con el logo "canviadors.org". Estamos todos, y antes de que demos por iniciada la conversación, los candidatos deambulan por temas tan diversos como el tabaco, el transporte aéreo, o el debate del Senado del día anterior.
Son los propios candidatos quienes se meten en harina al hablar precisamente del debate. Ellos mismos se cuestionan a sí mismos el objetivo de estos actos. El debate sobre el debate versa sobre si los candidatos deben limitarse a desgranar las propuestas de sus programas electorales, o a mostrar otra cara e intentar crear 'feeling' con los oyentes. Gasulla y Pons se muestran partidarios de esta segunda opción. "Lo que da crédito al candidato es la capacidad de ser crítico, incluso en el marco de un programa electoral cerrado. No basta con leer un programa. Hay que añadir el toque personal de las convicciones", asegura el socialista.
Por contra, Grau defiende la opción de divulgar las propuestas de su partido, pero lo justifica "porque la izquierda ha basado su campaña en acusarnos de no tener programa, y por eso, en los debates demuestro que sí tenemos propuestas. Me he visto obligado a ello". Una afirmación que el candidato socialista cuestiona, al asegurar que "no sé si has conseguido demostrar que tenéis programa, pues a mí me quedan muchas dudas, por ejemplo en materia sanitaria".
Sin que un servidor tenga que intervenir, los propios candidatos se meten ya en el terreno de la concreción. No era el objetivo específico del encuentro contrarrestar propuestas, pero la conversación fluye por sí sola, y aporta reflexiones interesantes. El candidato popular, interpelado por el socialista, entiende que "decimos que la sanidad debe ser única, gratuita e universal, y con eso ya lo decimos todo".
LA SANIDAD Y EL COPAGO
Afirmación que no satisface a ninguno de sus dos contrincantes, y surge uno de los temas recurrentes en esta campaña: el copago. En esta ocasión, los tres candidatos rechazan frontalmente esta opción. Coinciden, incluso, en los argumentos, a pesar de lo visto hasta ahora en la campaña. Seguramente Grau es el candidato del PP que anuncia de manera más meridiana su postura: "Tú ya pagas por la sanidad pública. No sería un copago, sería un repago. Copago no. Tenemos que crear más puestos de trabajo para recaudar más y entonces tener más para repartir".
La conversación sigue animada. Los candidatos interactúan, se interrumpen educadamente, intercambiando argumentos y críticas. El plato de aceitunas que nos ha servido el camarero se va vaciando, mientras llega otra bandejita de patatas chips.
Entre tanto, servidor interpela a los aspirantes a diputado por el sentido de la campaña electoral. Quiero saber si creen que el esfuerzo de estas dos semanas, en las que ven menos a sus familias y más a los periodistas, sirve para algo.
Guillem García Gasulla abre fuego: "La ciudadanía nos tiene por mangantes y tenemos un descrédito que probablemente no nos merecemos y que han generado unos pocos. Ésta es la imagen de la política en la calle. Nuestro mensaje no llega al ciudadano y quizás la gente tiene ya pensado un voto previo más por convicciones y emociones que no por ponderación de programas y candidatos. Los culpables somos nosotros mismos, porque hasta ahora en los debates somos como mulas que llevan anteojeras y vamos a lo nuestro".
LA AUTOCRÍTICA
El mensaje autocrítico de Gasulla es respondido por la visión de Joan Carles Grau, quien cree que no llevamos dos semanas de campaña, sino cuatro años empalmando elecciones con elecciones. El resultado para su partido, asegura, es francamente positivo. "Hay un trasvase de votos desde el PSOE hacia nuestro partido. Nuestro mensaje está llegando. Ha sido como una lluvia fina que ha ido calando durante estos cuatro años", apunta.
En este punto, volvemos atrás, y recuperamos uno de los temas que se discutían antes del inicio de la conversación. Hablando del debate de los candidatos al Senado, se mencionaba la autocrítica, y la necesidad o no de que los candidatos defiendan a capa y espada las ideas de sus partidos, o que puedan criticarlas. En este sentido, Joan Carles Grau se muestra como el más disciplinado, apuntando que "un candidato debe ser coherente con su partido. No puedes estar en una formación cuando no crees en su programa electoral. Otra cosa es que a media legislatura, como le ha pasado al PSOE, el Gobierno te cambie las cosas".
En el polo opuesto se sitúa Silve Pons, quien asegura que "me afilié al partido precisamente para poder discrepar de él y que mi voz se tuviera en cuenta desde dentro". El candidato socialista, Guillem García Gasulla, quien en esta campaña ya ha reconocido en varias ocasiones que el PSOE ha errado en su gestión en La Moncloa, opina que "la autocrítica es una muestra de honestidad".
LOS RECORTES Y EL PP
Pero volvamos a la mesa del bar, aquí y ahora, con una brisa fresca que recuerda que, a pesar de lo que parezca, estamos en noviembre. Los candidatos insisten en su análisis de la campaña y de los mensajes lanzados durante estos días, y es aquí cuando Silve Pons pone en su punto de mira la actuación del PP e interpela a Juan Carlos Grau asegurando que "el PP está practicando unas políticas que desdicen lo que pregonáis en campaña electoral. Sois muy previsibles y por eso no os creemos porque estáis desmantelando el estado del bienestar allí donde gobernáis".
Aparece en el debate así uno de los temas de moda, los recortes en las administraciones públicas. Pons reprocha al PP que en su campaña autonómica prometiera no subir impuestos, algo que, añade, no ha cumplido. Ante esta acusación, el aspirante a repetir como diputado por los conservadores responde que "prometimos que no subiríamos los impuestos durante la campaña electoral porque nos creímos lo que nos dijeron sobre el déficit de la comunidad autónoma. Nos creímos a Pau Morlà cuando nos dijo el déficit que tenía Alaior. Pero lo que nos hemos encontrado ha sido una vergüenza" .
Llegan algunos refrescos más, y otro de los temas estrella de estas semanas en los medios de comunicación aparece sobre la mesa: los mercados. Me interesa saber hasta qué punto los diferentes partidos creen que son independientes ante la presión de los famosos mercados, aquellos que no tienen rostro pero que son capaces de tumbar gobiernos nacionales y poner el miedo en el cuerpo a media Europa. "No me preocupa saber quienes son los mercados, sino que quienes nos gobiernan estén manipulados por ellos y nos engañen sin decir claramente a quién favorecen", contesta Silve Pons, de la coalición PSM-Iniciativa Verds-Equo.
Cuando toma la palabra Grau, expone lo que a su entender es la fórmula para que los famosos mercados dejen de sembrar el pánico en España y para que lo que algunos llaman el tándem Merkozy (Merkel y Sarkozy) no marque el destino de este país. "Si creamos empleo y seguimos las normas europeas, generaremos confianza y nadie nos tendrá que venir a decir lo que tenemos que hacer. Pero ahora vivimos de los mercados europeos, y por eso es normal que fijen condiciones y estén vigilantes". Por su parte, Guillem García Gasulla se centra en definir los mercados, que considera "un modelo económico especulativo. Si el dinero nos lo dejan los especuladores, nos lo acabarán cobrando". Acto seguido, el candidato del PP reacciona asegurando que "en el año 2011, el discurso de los especuladores está pasado de moda". Para cerrar este punto, Silve Pons reclama mayor transparencia en la política económica.
ENCUESTAS
Se acerca el momento de acabar la charla. Es casi ya hora de comer, y los candidatos deben coger fuerzas antes de los últimos coletazos de la campaña. Algunos los afrontan con perspectivas de arrasar y otros apuntan a una derrota severa. Es, al menos, lo que pronostican las encuestas, y éste es precisamente el último tema a tratar: ¿Se miran los sondeos? ¿Les afectan?.
El más favorecido por las encuestas, Grau, es quien, curiosamente, quisiera que las previsiones no fueran tan optimistas para sus intereses. "Las encuestas son como las setas, muy buenas todas, pero como te salga una venenosa, estás acabado. La tendencia que marcan es buena para nosotros, cierto, pero yo preferiría que no nos fueran tan favorables, porque puede provocar cierta relajación en nuestros votantes".
En el otro extremo, el socialista Guillem García Gasulla, a quien algunas encuestas sitúan incluso fuera del Congreso por una debacle del PSOE, opta por aseverar que "la verdadera encuesta es la de las urnas. Si tienen algo de maravilloso las elecciones, es el gesto de depositar el voto en las urnas. Por otro lado, creo que debemos recuperar crédito. No sé dónde estaremos el día 21, pero sería bueno que las diferencias fueran menores para que los pactos fueran más fáciles".
A la coalición PSM-Iniciativa Verds-Equo, las encuestas le dan alguna esperanza de entrar en el Congreso. A esta posibilidad se agarra el número tres de la candidatura, Silve Pons, al defender que "mi candidato nos dice que necesitamos menos de 9.000 votos para conseguir el diputado. Por eso, ahora estamos creando la confianza entre nuestros votantes de que es posible tener el diputado".
La charla acaba aquí. Al apagar la grabadora, los candidatos siguen hablando, se sinceran los unos con los otros, elogiando algunos aspectos de la campaña de los demás, criticando otros puntos y deseándose suerte para el domingo. Se interpelan por el final de campaña y se despiden. Se van, confiesan, con la sensación de haber aprovechado el tiempo, y de haber mantenido una conversación mucho más enriquecedora que algunos debates formales. En algún momento de las casi dos horas de encuentro, alguien hablaba de esfuerzo común ante Madrid para solucionar aspectos cruciales como el transporte aéreo. Nadie dijo que no.
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