Con raíces profundas en Menorca pero ligado a ciudades tan dispares como Ankara, Beijing, Coimbra o Indianápolis, el proyecto de la artista Nuria Román de unir el mundo a través de instalaciones artísticas, siguiendo el paralelo 40º, puede ya contemplarse en la sala de cultura Sa Nostra de Maó.
La propia creadora, que utiliza materiales y formas de expresión diversas (esculturas, fotografías, bronce y maderas arrojadas a la orilla por el mar) aseguró ayer, durante la presentación de este montaje expositivo, que aún no sabe "qué camino tomará" un proyecto "complicado", que parte del objetivo de cohesionar culturas y restaurar una madre tierra -concepto femenino recurrente en la obra de Román-, dañada por la acción del hombre.
La instalación que se abrió ayer en Maó se trasladará también a Ciutadella y aspira a seguir la línea imaginaria que le da nombre, "Latitud 40", para presentarse en distintos lugares del planeta por los que discurre el paralelo.
Mongofra fue el primer espacio menorquín que albergó piezas de esta instalación y la Fundació Rubió colabora ahora con la Obra Social de Sa Nostra en la organización de la muestra. Anna Bagur, colaboradora del proyecto, definió el trabajo de la artista, nacida en Madrid pero afincada en la Isla, de "ecoart", con un "lenguaje que llega, cálido y expresivo, un discurso propio" en relación "con la naturaleza y con los más desfavorecidos", afirmó.
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