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Las mujeres inmigrantes están cobrando un "peso moral importante" en las decisiones de las familias que llegaron a Menorca en busca de una vida mejor desde lugares tan dispares como el Magreb, el África subsahariana o Latinoamérica y que ahora se encuentran, debido a la crisis, en la encrucijada de regresar a sus países o permanecer en la sociedad de acogida. Esa es la opinión que la secretaria general de Caritas, Antònia Florit, expresó ayer durante la mesa redonda celebrada en el Museu de Menorca con motivo de la clausura de la Conferencia Internacional dedicada a Género, Migración y Desarrollo.

Durante tres días la sala de actos del museo ha reunido a expertos en los movimientos migratorios y han analizado los mismos desde la perspectiva de la mujer y su aportación como agente de desarrollo.

Florit, ponente en representación de la ONG, explicó que, ante las dificultades económicas, las mujeres sudamericanas son las que más optan por el retorno, mientras que las de los países árabes "frenan más ese proceso al reflexionar sobre la calidad de vida" de su familia y sus hijos, sobre todo en educación y sanidad, en Menorca.
También el modelo del proceso migratorio es diferente, ya que mientras las mujeres latinoamericanas en su mayoría emigraron solas, en busca de trabajo, en el caso de marroquíes u otros países del Magreb fueron los hombres los que tomaron la iniciativa para reagrupar a sus familias una vez asentados. En el primer caso, explicó Amaya Unzueta, las mujeres viven el proceso "con un gran sentimiento de culpabilidad" ya que dejan atrás a sus hijos.

Las que consiguen reagruparlos están, según estos expertos, interesadas en realizar cursos de alfabetización, formación y de aprendizaje de los idiomas del país de acogida, para así también ayudar a sus hijos en las tareas escolares o poder realizar actividades cotidianas como acudir al médico con ellos. Durante el debate de clausura de las jornadas se abordó la cuestión de la lengua en la que se realiza la alfabetización, y el problema de la desculturalización y la necesidad de que los inmigrantes mantengan vínculos con su lugar de origen.