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El Ayuntamiento de Es Castell ha implantado un programa piloto de eficiencia y ahorro energético del alumbrado público que pretende racionalizar los recursos y conseguir una disminución del coste, una menor contaminación lumínica y un incremento de la durabilidad de las lámparas.

La zona de actuación de esta prueba experimental es el Carrer de Maó, Rosari, Cala Corb y parte del Carrer Sant Jordi, en concreto, la zona que pertenece al contador número tres. La iniciativa incluye la aplicación del nivel más bajo de potencia así como el apagado de una de cada cuatro farolas.

Este plan empezó a aplicarse el 1 de septiembre y el Ayuntamiento prevé, a día 30 del mes, "contrastar la facturación de este año con el mismo período del ejercicio anterior" para poder contabilizar el ahorro conseguido con la puesta en marcha del proyecto, explica el alcalde José Luís Camps. Aún así, el máximo responsable avanza que los técnicos prevén un ahorro del consumo energético de entre el 20 y el 25 por ciento.

Camps explicó ayer este nuevo proyecto a los ciudadanos para informar de las decisiones que se van tomando en el municipio además de valorar las opiniones emitidas por el pueblo "para que los cambios sean progresivos y consensuados", indica.

Una vez el Ayuntamiento haya analizado los resultados de esta implantación, Camps explica que "pretendemos hacer extensibles las pruebas a todo el municipio".

Pero la iniciativa "necesita avanzar, hacer otro paso al frente", asegura y añade que "una de las opciones puede ser la de encender una de cada dos farolas", pero todo está por analizar y estudiar. Sin embargo, tiene claro que gracias a los "modernos cuadros eléctricos con tecnología digital" el encendido y apagado de las lámparas sería alternativo y rotativo y siempre a partir de los parámetros de la seguridad. Con ello, Camps señala como ejemplo que "nunca estarán apagadas las farolas de una esquina puesto que priorizamos la seguridad ante cualquier tipo de iniciativa".

El plan está siendo controlado por Daniel Barquilla, Neus Pons, Manel Gómez y Rafael Muñoz, éste último del Consorci de Residus Sòlids i Energia, departamento que planteó a Es Castell esta puesta en marcha del plan pionero por contar con cuadros eléctricos modernos.