El repique de las campanas a las cuatro de la tarde de ayer dejaba claro que el pasacalles y 'replec' de caixers iba a dar comienzo. Una vez finalizado el toc de fabiol, un gran aplauso de los muchos asistentes a la plaza Constitución, más que el año pasado, dejaba paso a la Banda de Cornetas y Tambores de Dalt Sant Joan y a los gigantes.
Éste es un acto que encanta a los niños. De hecho, buena parte del público eran familias. La visión de un pequeño diciendo "Mira, papá, ¡Es Tomeu!", con los ojos como platos por el entusiasmo, se repetía por las calles y la plaza. Ver en Tomeu y na Guida acompañados de los payeses mallorquines Miquel y Càndida, y de los catalanes Jaume y Montserrat es un momento espectacular para los niños, que ven en estas figuras a personajes sorprendentes. "Es que para mí son como superhéroes, pero no sé por qué tienen los pies tan pequeños", explicaba Ana, de seis años.
Una vez que el pasacalles continuó su itinerario, la plaza fue cambiando de público. Las personas más jóvenes se agolpaban en el centro y frente a la escalera del Ayuntamiento, donde la alcaldesa, Águeda Reynés, esperaba para entregar la bandera al caixer fadrí, una imagen que, cuando se produjo, levantó gran expectación entre los ciudadanos.
Los más mayores y los niños escogían lugares algo más apartados para ver el paso de los caballos, que se iba a producir en breve. Durante la espera, coros cantaban canciones típicas como "Es Mahón" o "Un senyor damunt un ruc", entre otras.
Finalmente y desde la plaza Conquista, los caixers comenzaron a desfilar ante Reynés. Algunos más nerviosos que otros, todos los caballos saltaron frente a la alcaldesa, para continuar con el recorrido por Isabel II. Fue precisamente en esa calle donde uno de los caixers cayó al suelo. Ya había pasado media 'qualcada' por delante del Ayuntamiento y la ambulancia tuvo que abrirse paso entre el público de la plaza para poder acceder a la vía. El caixer fue atendido por la Cruz Roja por policontusiones aunque al final se retiró por su propio pie.
Resultó anecdótico que, cuando la ambulancia pasó de nuevo por Constitució, se quedó encallada en la arena por lo que los ciudadanos tuvieron que empujar para sacar las ruedas del hoyo entre bromas y risas.
A todo esto, vecinos y turistas pretendían sacar la mejor instantánea o vídeo posible. "Esto tengo que fotografiarlo yo", decía Manuel, de La Rioja, quien poco después, recibió un pisotón de uno de los caballos.
Una vez que todos los caballeros fueron pasando ante el Consistorio, desfiló la Junta de Caixers, que dio paso a la llegada del caballo de la caixera batlessa. Águeda Reynés subió al equino y el concejal de Servicios Generales, Salvador Botella, fue el encargado de darle la vara de mando a la alcaldesa. Nada más subir, Reynés dedicó un 'bot', seguido de otros dos antes de continuar su recorrido por las principales calles de la ciudad.
Así finalizaba la formación y el desfile de la 'qualcada', y la plaza se fue vaciando rápidamente, aunque sería por poco tiempo. Los ciudadanos, algunos más que otros, ya se iban animando para disfrutar del jaleo, con el que unos 150 caballos mostrarían sus habilidades en las calles de la ciudad.
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