Ayer se iniciaron los recorridos guiados a través de los escenarios de las fiestas, una iniciativa que se realiza por cuarto año consecutivo y que resulta no solo útil y curiosa, si no también indicada para aquellas personas que, aún siendo menorquinas, no conocen los detalles de la celebración patronal.
El punto de encuentro fue en la ermita de la Mare de Déu de Gràcia a las 18 horas. El guía, Francesc Carreras, condujo a unas 70 personas al interior del santuario, donde comenzó con la explicación del origen de las fiestas. Es sorprendente pensar que en Maó murieron unas fiestas para nacer otras y es que, tal como explicó Carreras, en un principio lo que se celebraba era Sant Joan. De hecho, no fue hasta 1962 cuando se declara a la Virgen de Gracia patrona de la ciudad.
Carreras desveló curiosidades como que en el siglo XIV nadie quería ser caixer, ya que ello conllevaba más responsabilidades durante el año; que la bandera que se cuelga en estas fechas es la única cívica de todas las fiestas menorquina,s o que la primera piedra de la ermita de Gracia se puso en 1423 y fue bendecida por un obispo francés que estaba de paso, ya que por aquellos entonces, en Menorca no había una figura similar, entre otras interesantes observaciones.
Posteriormente, el recorrido llevó a los ciudadanos al parque de Es Freginal, donde el guía profundizó en el acto más antiguo, las corregudes. Según explicó Carreras, en esa zona se daba de comer a los caballos y demás animales. Fue en 1825 cuando se decide ir abriendo las murallas de la ciudad y se pretende situar el "cós", que significa calle larga y estrecha, en zonas alejadas para evitar peligros con los caballos. En aquella época, los equinos que participaban eran los de trabajo por lo que, cuando se sacaban a las fiestas, se descontrolaban fácilmente.
Carreras explicó que en los años 60 ya no se hacían carreras y los jaleos duraban muy poco. De hecho, se consideraba uno "larguísimo" si duraba más de media hora. No fue hasta 1990 cuando el Ayuntamiento decidió recuperar las corregudes y ubicarlas en el Cós de Gràcia, donde hasta hoy se realizan con éxito.
El guía también habló del origen de las cucharas de plata, que se otorgaban como distintivo entre ricos y pobres. Quienes participaban en las carreras solían ser pageses sin recursos que comían con cucharas de madera. Solo los adinerados comían con cuchara de metal. Muchos de quienes se hacían con el premio, las vendían. Respecto a las cañas verdes, son símbolo de longevidad y ya se otorgaban en el año 1600.
La siguiente parada fue en la Plaça Bastió, donde Carreras habló sobre las murallas del antiguo Maó y más curiosidades como que la calle más antigua, la del Ángel, poseía una capilla en la que se encerraba a los condenados a muerte en el siglo XIV.
El Ayuntamiento fue la última parada para los participantes, precisamente, en la plaza más antigua de la ciudad. Según Carreras, las fiestas de Maó se han ido adaptando a los tiempos y han ido incorporando elementos como, por ejemplo, los gigantes Tomeu y Guida, figuras que se alquilaron por 500 pesetas en 1934 a un local de Barcelona y que, por un accidente, se quedaron aquí más tiempo del que tocaba hasta que el Consistorio decidió comprarlos.
En definitiva, un recorrido de lo más didáctico que todavía se puede realizar hoy y mañana martes a las 18 horas.
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