‘El premio que valoro es que la gente compre mis cuadros'

Aunque reside en Barcelona, Adolf Llovera vive durante largas temporadas en la población menorquina de Es Migjorn Gran donde, junto a amigos y familiares, disfruta del paisaje mientras da rienda suelta a su creatividad. En sus obras, Llovera ha dedicado parte de sus trazos a reproducir el paisaje natural y urbano de la Isla.

¿Cómo ha vivido la pintura desde su infancia?
Pinto desde que me matriculé de pequeño en la Escola Massana de Barcelona, cuando empecé a asistir por las tardes a clase de pintura. En mi juventud empecé a realizar exposiciones y, paralelamente, también hacía estampado en tejido que, de una forma u otra, también es arte. Aunque no ha sido hasta llegada la jubilación cuando me he podido dedicar plenamente a la pintura.

¿Quién le empujó a estudiar en la Escola Massana?
Fue mi padre quien decidió apuntarnos a mí y a mi hermano. Al final, los dos nos hemos dedicado al arte, aunque mi hermano se especializó en escultura. De alguna manera siempre he sentido atracción por el arte y cuando tengo tiempo libre y la oportunidad suelo asistir a exposiciones y museos.

Fue premiado durante su juventud por la Escola Massana. ¿Cómo valora esta época?
Fui reconocido con varios premios que en aquella época me hicieron mucha ilusión y que aún recuerdo con orgullo. Pero el premio que realmente valoro es que la gente anónima compre mis cuadros, gente que no conozco y que ha decidido colgar mis obras en sus casas. Siempre son aquellas personas que poseen algunos de tus cuadros quien te apoyan férreamente como artista, aunque no me conozcan personalmente. Lo mismo me pasa a mí, pues tengo cuadros de artistas que no conozco pero que admiro. En definitiva, es el arte.

¿Cuál es su vínculo con Menorca?
Llevo visitando Menorca desde hace más de veinte años porque unos amigos de la Escola Massana me animaron a visitar la isla. Desde entonces fuimos repitiendo hasta que mi hija, enamorada de Es Migjorn Gran, me sugirió comprarnos una finca en dicha localidad dónde a partir de entonces paso cada año una temporada.

¿Por qué decidió exponer sus cuadros en Argos de Maó?
Hace tiempo expuse una de mis obras en Argos y rápidamente se vendió, así que desde la galería me propusieron llevar una de mis colecciones aquí, a Maó. En esta exposición cuelgo algunas obras que ya había enseñado en exposiciones anteriores pero a escala menor y otras exclusivas.

Para los lectores que no hayan podido asistir aún a su exposición. ¿Por qué recibe el título de 'Vols un cafè?'?
Por lo que podrán observar a simple vista, todos los cuadros son bares o cafeterías dónde aparecen a modo de leitmotiv una taza de café. Se trata de cuadros donde pinto lo que veo en ese mismo instante, cosa que quiere decir que todos estos cafés me los he tomado yo.

¿Se puede decir entonces que es usted adicto al café?
(Ríe) Realmente empecé a pintar cafés cuando, por motivos de salud, el médico me los prohibió. Me gusta representar estos momentos porque se trata de una bebida que incita a la reflexión. En definitiva, el café es para beber lentamente y no de un trago, por eso algunas personas que represento están leyendo el diario o charlando.

¿Todos estas cafeterías son de su Barcelona?
La verdad es que algunos son de Menorca, también hay de París, y otros sí que son de Barcelona, como el céntrico café Zurich.