Eran las 12.15 horas cuando Misericordia Sugrañes Barenys se convertía en la nueva alcaldesa de Alaior y primera mujer en ocupar el cargo en este municipio. En medio de una sonora ovación de una abarrotada sala de plenos recibía, visiblemente emocionada, la vara de mando. Se cumplía así la premonición que su padre hizo hace unos años y que, según explicó, le fue desvelada hace poco por su madre: "A la Còia, encara la vereurem de batlesa".
En su discurso de investidura, Sugrañes -que ha recuperado la alcaldía para el PP tras 16 años de gobiernos de izquierda- repasó brevemente las líneas de actuación de su equipo en un momento condicionado por una "profunda recesión". En este sentido, apuntó que "ha de ser la iniciativa privada la que encuentre las maneras de salir de la crisis". El Ayuntamiento, dijo, encarará sus responsabilidades "creando un marco de estabilidad y confianza para que las empresas y emprendedores puedan desarrollar sus iniciativas", dando preferencia a los proyectos "que sean generadores de riqueza y de puestos de trabajo". De la misma manera, se "procurará aprovechar y defender la posición de Alaior como tercera población de Menorca y punto hegemónico de la zona centro". La nueva alcaldesa también anunció la convocatoria de ferias temáticas y convocatorias puntuales para reactivar el comercio y la restauración.
En cuanto al Ayuntamiento, reiteró que se aplicará una política de contención del gasto corriente y un plan de saneamiento económico para reducir la deuda pública a los proveedores municipales. También prometió, entre otros temas, agilizar la administración municipal y potenciar la relación entre el pueblo y las urbanizaciones.
Los portavoces de los distintos partidos de la oposición coincidieron en reconocer la voluntad de cambio expresada por los ciudadanos. De igual manera, manifestaron su disposición a prestar su colaboración sin renunciar al papel que les corresponde como oposición.
El socialista Pau Morlà tendió la mano al PP para que se puedan materializar proyectos como el Pati de Sa Lluna o el Parc Bit, además de ofrecer su respaldo a todas aquellas iniciativas que refuercen la dinamización económica, comercial, cultural, educativa y de cohesión social.
Morlà apuntó que "ustedes suben ahora a un tren en marcha que no se ha parado ni un día y mi obligación como alcalde saliente es ayudarlos a subir para que puedan hacer su trabajo de la mejor manera posible".
Fanni Riudavets, concejala del PSM-Els Verds, partido que irrumpe por primera vez en la escena municipal, apuntó como una de las prioridades del nuevo Ayuntamiento la reactivación económica del pueblo. Por otro lado, señaló que como oposición su partido sería beligerante en la defensa de temas como el territorio, la lengua, la educación o los servicios sociales.
Josep Portella, representante de EM-EU, reivindicó el papel de la oposición basado en el debate y el control. Como Morlà, pidió al nuevo gobierno que no descuide los "trascendentales" proyectos en marcha y que mantenga los canales de participación ciudadana. El edil, que también hizo una defensa del ejercicio de la política, recordó que tal y como anunció durante la campaña abandonará el Ayuntamiento en enero de 2013.
Misericordia Sugrañes, que fue la única candidatura que se presentó para el cargo de alcalde, fue elegida por mayoría absoluta con los votos del PP. Los cinco concejales de la oposición se abstuvieron. Entre los asistentes al acto se encontraban el presidente electo del Consell, Santiago Tadeo; el senador Arturo Bagur; la consellera en funciones Susana Gomila y el ex alcalde Antoni Gómez
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