El alcalde de Ferreries, Josep Carreres, expresó ayer sus dudas de que la nueva depuradora de la localidad sea una realidad el próximo año a tenor de las dificultades económicas que atraviesa el Govern, si bien se mostró esperanzado ante los últimos avances.
Y es que mientras el Ayuntamiento tramita ante el Consell la declaración de interés general para su construcción, la Conselleria balear de Medio Ambiente acaba de someter a exposición pública el proyecto y el estudio de impacto ambiental de la EDAR (Estación Depuradora de Aguas Residuales) promovido por la Agencia Balear del Agua y de la Calidad Ambiental (ABAQUA).
Prácticamente todos los partidos políticos municipales incluyeron recientemente en su programa electoral del 22-M la necesidad de construir la nueva planta depuradora porque las aguas sucias no se depuran de forma correcta. La vieja estación ha quedado obsoleta, no sólo por el aumento del caudal a tratar resultante de un incremento poblacional, sino porque la depuración obtenida no se ajusta a los mínimos exigidos de calidad.
El sistema natural de depuración mediante lagunas de las actuales instalaciones construidas hace algo más de 20 años no es eficiente. De hecho, el Ayuntamiento se vio obligado en 2005 a ceder su gestión al departamento balear de Recursos Hídricos por el elevado coste que exigía su mantenimiento y la adecuación de los equipos a las nuevas exigencias de calidad en el tratamiento de las aguas sucias.
Carreres resaltó en este sentido que la vieja EDAR atiende a una población de 4.600 habitantes, además de proporcionar servicio a una importante zona industrial. "Se dijo que la depuración natural no gastaría energía, pero hubo que instalar una bomba de impulsión y además tenemos en el polígono empresas de calzado, bisutería, una lavandería y el agua no se depura correctamente", justifica el actual regidor.
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