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Las miles de personas que ayer se congregaron en el puerto de Maó para observar la impresionante exhibición de la Patrulla Acrobática Aérea de la Royal Air Force británica se lo pasaron en grande. Pero no fueron las únicas. Los pilotos también disfrutaron con su espectáculo.

La azotea del hotel Agamenón en Es Castell fue la zona habilitada como área de control de la exhibición, dado que permitía una completa visión del espacio aéreo. Una especie de 'walkie' fue el dispositivo a través del que el control seguía las maniobras de los nueve pilotos y sus voces adrenalíticas anunciaron que el espectáculo estaba asegurado.
En la zona habilitada se encontraba el director de la demostración Pablo González; el jefe del sector aéreo de Palma de Mallorca, el coronel Carlos de Palma; un controlador aéreo y un enlace entre la torre de control del Aeropuerto y la habilitada, entre otros miembros de la patrulla acrobática de la Royal Air Force.

Pasaban quince minutos de la una del mediodía cuando quienes deseaban ver la exhibición de los Red Arrows -en conmemoración del 300 aniversario del hospital naval inglés- desde un punto privilegiado y a la sombra ya se habían instalado en el Paseo Marítimo de Maó, eso sí, con provisiones para hacer la espera menos asfixiante.
Con un amplio dispositivo de seguridad preparado, el escuadrón formado por nueve aeronaves BAE Hawk de entrenamiento aparecieron procedentes del Aeropuerto a las 14.10 horas, diez minutos más tarde del horario previsto. Su perfecta formación y el rastro que dejaron con los colores de la bandera británica ya cautivaron al público.
El escuadrón sobrevoló la zona comprendida entre la bocana del puerto y la Punta des Rellotge ofreciendo al público formaciones de a dos, a cuatro, a siete y a nueve, con color, sin él, siempre ofreciendo figuras de vértigo. Sin duda, lo que provocó los gritos y síntomas de susto entre el público fueron los cruces de a dos ofrecidos sobre la Illa del Rei. A pesar de que parecía que casi se rozaban, les separaba una distancia de seguridad de al menos 35 metros.

Una de las piruetas más aplaudidas fue la creación de un corazón en rojo al que otro "Hawk" cruzó con una flecha en blanco. La exhibición fue espectacular. La gente les buscaba, los seguía, los apuntaba y sobre todo los inmortalizaba con cientos y miles de fotografías, no sólo procedentes de numerosos menorquines sino también de una avalancha de británicos que no quisieron perderse un acto que evocaba el honor de su patria.

Además, era la primera vez que el escuadrón presentaba su exhibición tras un período de entrenamiento. Otro motivo más a añadir a la espectacularidad del evento.

John Dell afirmaba orgulloso que "soy inglés y aunque ya los había visto en otras ocasiones, nunca había sentido tanta perfección y tanta belleza", y añadía que "de joven trabajé para la Royal Air Force". Hizo referencia a la mujer piloto que se incorporó al escuadrón el año pasado lanzándole piropos de experiencia y profesionalidad.

Por su parte, Joan Bennett y Ana Swan, turistas británicas, hablaron de "brillantez" y "excelencia a la hora de cruzarse". Y la menorquina Antònia Borràs destacó la perfección de las curvaturas, la sincronización y la belleza de las piruetas. "Ha sido fantástico", agregaba. Aunque el más salado de la jornada fue un ciudadano que declaró que tras observar tanta adrenalina por los aires, "esta tarde cojo mi avión de aeromodelismo y me marco algunas piruetas".

Los pilotos participaron ayer por la tarde en una recepción en el Aeroclub ofrecida por la comunidad británica, la Fundación Isla del Rey y el Aeroclub por tan espectacular demostración.