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La continuidad de los porcentajes de participación y de la protesta de indignados, que continuaron su concentración en la plaza Colón de Maó y el sol radiante marcaron una jornada electoral en la que los votantes prefirieron cumplir con su obligación antes de disfrutar de un domingo que anticipaba el verano. La rutina de los colegios y las mesas se combinó a la perfección con la de un día festivo aunque en el de ayer había algo más de curiosidad por lo que depararía la noche.

sin incidencias comenzó la jornada, con todas las mesas constituidas con normalidad y gente esperando desde primera hora para votar, y así continuó a lo largo de todo el día, si bien en algunas mesas hubo que sustituir a alguno de sus integrantes. En Alaior, donde estaba el presidente de mesa más joven de Menorca- Vicenç Pérez Pons, de 18 años- se produjo una denuncia por no haber papeletas del PSOE en algunas cabinas o por estar al fondo de las casillas, al igual que las del PSM. En esta población algunos fueron a votar acompañados de sus hijos vestidos de primera comunión y en Cala en Porter los extranjeros acudían con papeletas para Ayuntamiento, Consell y Parlamento. En Ferreries expresaban su ilusión por poder depositar directamente el voto, mientras que en las mesas de Es Castell se quejaban de que llegado el mediodía no tenían ni agua ni nada para comer. A esa misma hora, el conseller Albert Moragues comparecía en Palma para dar cuenta de cómo se estaba desarrollando la jornada electoral, si bien sólo un par de periodistas acudieron a la cita.

Con buen tiempo, los periodistas no fueron los únicos que prefirieron estar al aire libre. Concurridas estuvieron ayer las plazas, las terrazas y los parques. Aperitivo acompañado de amigos, columpios muy solicitados y una imagen edificante en el centro de Ferreries, donde equipos de baloncesto infantil de diferentes municipios de la Isla se enfrentaban amistosamente ante la mirada arrobada de sus padres. También hubo quien se apuntó a rodar con la bicicleta o la "custom", quien se decantó por el senderismo o por el ping-pong callejero.

La playa, fue el destino elegido por muchos menorquines que no quisieron desaprovechar la oportunidad de disfrutar del sol que lució radiante. El viento, flojo, no fue impedimento ni para leer el periódico ni para atreverse con el primer baño de la temporada, lo que obligó a los socorristas a empezar a familiarizarse con sus tareas habituales del verano. Cumplieron con sus tareas los hamaqueros, aunque los bañistas se decantaran más por la toalla o la silla plegable. Y a los alérgicos a la arena, les quedó el nada aburrido plan "llaüt", salir a navegar por las aguas del litoral menorquín en compañía de familiares y amigos.

pasear, con o sin mascota, fue otra de las opciones de la jornada, aunque no cuenta la cola ante la mesa electoral que en algunos casos fue considerable- en el Mateu Fontirroig de Maó se llegaron a registrar hasta 45 minutos de espera- y permitió a los votantes intercambiar impresiones sobre cuestiones varias. Muchos de los paseantes no dudaron en completar su paseo con un aperitivo o una comida en bares y restaurantes de la Isla.

y todo, sin dejar de votar, a lo largo de todo el día para que se acabase con una participación cercana al 60 por ciento y, aunque todavía no se sabía, con la hegemonía socialista en Menorca. La Isla se levantó roja y se acostó azul. Los menorquines apostaron por el cambio radical en una jornada electoral que discurrió apacible como tantas otras.