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"Éste es el futuro de la pesca de arrastre; hay un menor consumo de combustible y las capturas son prácticamente similares a las obtenidas con el sistema tradicional". Así de contundente y convencido se expresó ayer Miguel Moreno, el patrón del pesquero "Nueva Joven Josefina" que estos días participa en un proyecto de investigación para reducir el impacto de la pesca de arrastre en el fondo marino. La embarcación con base en el puerto de Maó tiene instalado desde hace una semana un sistema de arrastre alternativo y experimental basado en el uso de puertas que no tienen contacto con el fondo.

Cada nueva puerta pesa aproximadamente 370 kilos frente a los 560 que sumaban las utilizadas habitualmente por este pesquero con el sistema tradicional. Gracias a su especial diseño aerodinámico, las puertas experimentales, una vez desplegadas, flotan situándose a cerca de 15 metros sobre el fondo marino. "No hay rozamiento. Las puertas vuelan en fondo. Hay menos resistencia y por tanto se consume menos combustible.

Parece que funciona y es rentable", asevera Miguel Moreno apenas unos minutos después de atracar en el muelle pesquero y mientras la tripulación de "Nueva Joven Josefina" termina de desembarcar las capturas del día. El patrón destaca además que la pesca está siendo estos días más selectiva que con el sistema tradicional. Y es que este proyecto experimental combina el uso de nuevas puertas con el empleo de una red de malla más selectiva en algunas zonas del aparejo y de agujeros más amplios.

Precisamente esta novedosa combinación complica la ejecución del proyecto, ya que la red debe tener siempre la misma simetría con los dos sistemas. A pesar de que la embarcación lleva ya varios días faenando con las nuevas puertas, aún es necesario realizar ajustes en el aparejo cada día. "No estamos muy acostumbrados y hay que aprender a manejarlo. Perdemos algunos minutos más de lo habitual en prepararnos, pero el trabajo es el mismo", comenta el patrón. "Este sistema seguirá evolucionando, pero creo que es el futuro. Consume menos combustible y además tenemos que conservar el lecho marino y proteger la Tierra", añade. Miguel Moreno recuerda, en este sentido, que las puertas utilizadas habitualmente por la embarcación son también de última generación, más respetuosas con el fondo, pero reconoce que la evolución de los materiales es cada vez más rápida.

Eva Vidal y María Valls, biólogas de la Estación de Investigación Jaume Ferrer de "La Mola" y del Centro Oceanográfico de Balears, eran ayer las encargadas de medir y pesar las capturas realizadas, tanto las comerciales como las que finalmente son descartadas. La tripulación llevó a cabo dos lances, uno a primera hora de la mañana, para la captura de merluza y otro al mediodía, a mayor profundidad, para la pesca de gamba. Los datos estadísticos obtenidos estos días con el empleo del arte experimental serán comparados con los recopilados semanas atrás con el uso del arte tradicional y con las cifras ofrecidas por los sensores instalados en las puertas y el resto del barco (situación, consumos, trabajo de las artes). "A primera vista se está pescando más o menos lo mismo, y la captura es más selectiva, además según parece se ahorra más combustible", explicaron las dos biólogas apenas desembarcar.