Había mucha expectación por ver a Avishai Cohen en Menorca y éste no defraudó. Muchos de los asistentes a la cita daban ya por hecho antes del concierto que iban a asistir a un espectáculo notable, y así fue. El Festival Internacional de Jazz de Menorca vivió el viernes posiblemente uno de sus momentos más memorables, algo que ya se dejaba intuir tras la respuesta del público ante el primer tema que sonó en el Teatre Principal de Maó, "Dreaming", que también abre el último disco de Cohen, "Seven seas", con el que ha estado de gira por diez ciudades españolas.
Acompañado, magníficamente, por Shai Maestro al piano e Itamar Doari en la percusión, quienes también tuvieron su espacio para el lucimiento personal, el contrabajista y compositor de origen hebreo demostró, y con mucho entusiasmo, por qué está considerado como una de las figuras más destacadas del jazz contemporáneo. Más frío en los comienzos, a medida que fueron pasando los 90 minutos de espectáculo Cohen se fue sintiendo más cómodo entre el público menorquín, que dicho sea de paso también estuvo a la altura de las circunstancias. "Lo estoy pasando bien", confesó el contrabajista a mitad del espectáculo.
"Seven Seas" fue el eje sobre el que giró el concierto, un disco de jazz con toques folklóricos e influencias varias. Y es que lo que en realidad ofreció Cohen en el Principal fue un viaje por las músicas del mundo. Con un estilo muy personal, navegó por ritmos tan diferentes como el klezmer, el jazz improvisado, los sonidos latinos e incluso en ocasiones hasta se podría decir que algo parecido al rock. A la hora de mezclar elementos, especial mención merece un tema de corte sefardí al que puso voz con el castellano que aún se habla hoy día entre los judíos de origen español.
Y cuando todo parecía que tocaba a su fin después de una hora de concierto, comenzó lo mejor de la noche. En el primer bis Cohen regresó al escenario solo con su contrabajo, instrumento que en algún momento del la noche también utilizó como percusión, para desatar la apoteosis final. Comenzó entonando, arco en mano para rasgar las cuerdas del bajo, el clásico espiritual negro "Sometimes I feel like a motherless child", que caló muy hondo en el público. Casi tanto como su siguiente interpretación, "Alfonsina y el mar", también con voz, una emotiva versión del archiconocido tema popularizado por Mercedes Sosa, que sin duda alguna fue el momento más emotivo de la noche.
Fiesta final
Pero aún quedaba más. En un segundo bis que arrancó con la pieza más suave de la noche, terminó con una canción entonada en hebreo que tras un repentino cambio de planes derivó en el ritmo latino de Eddie Palmieri "Vámonos pal monte", un tema durante el que contrabajista y pianista llegaron a intercambiar sus roles. Con él dijeron adiós para regresar acto seguido y abordar de nuevo la misma melodía desatando una grandísima ovación por parte del Principal en un final de fiesta que dejó un gran sabor, y que sirvió de anticipo para el otro gran plato fuerte del festival, el ritmo latino de Danilo Pérez (21 mayo), con quien Cohen ya colaboró en sus comienzos.
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