La crisis ha pasado factura a la cultura, y si no que se lo pregunten a la mayoría de las entidades culturales menorquinas, que han notado una reducción importante, no sólo en las subvenciones, sino también en el número de asistentes a las actividades que se programan.
Antonio Pons, presidente del Casino 17 de Gener, explica que la entidad viene de una situación complicada tras la reforma del local en 2005. Pons entró en la organización en 2008 y, a pesar de haber realizado una reestructuración económica, han llegado a la conclusión de que no pueden desarrollar toda la creatividad que desearían. "Quisiéramos hacer más. Nuestra compañía de teatro ensaya pero no puede actuar. Tenemos que hacer frente a una alta hipoteca. No estamos en un momento desesperante porque tenemos un buen patrimonio que nos da tranquilidad a la hora de afrontar pagos ya que explotamos el bar y alquilamos el salón".
Sin embargo, y aunque Pons afirma que el Casino 17 de Gener ofrece un programa cultural aceptable, el presidente asegura que las subvenciones han bajado drásticamente. "Hemos pasado de tener un convenio de 18.000 euros anuales a 10.000. Nos han reducido un 50 por ciento las ayudas. Esto te lleva a pensar si el servicio que prestamos a la sociedad es premiado o castigado. Nuestro objetivo es ser autosuficientes pero es cierto que tanto ciudadanos como administraciones deberían recompensar nuestra labor de alguna manera".
Sobre subvenciones también opina el presidente de JJMM de Maó, Francesc Fèlix Bosch. "Nosotros tenemos confirmadas las anuales del Consell, que han bajado; el Ayuntamiento y la Fundació Destí. Aún así, nuestro programa no variará ni en periodicidad ni calidad". La preocupación llega, según Fèlix, ante la pérdida de las ayudas de Caixa Catalunya y la Fundació Rubió i Tudurí, un hecho que ha puesto a la Orquesta de Cámara de Menorca en una situación difícil. "Ya hemos hecho actuaciones y el resto no peligran pero hay que pensar que el público es uno de nuestros pilares. Que asista gente es la única manera de sustentar la calidad. No somos pesimistas ni optimistas pero es cierto que este clima da cierta inseguridad".
Aquellas entidades que no dependen de las administraciones de forma tan directa, no tienen la misma sensación.
Antoni Serra, secretario de Jazz Obert, explica que aún no han confirmado la mayoría de subvenciones, sólo la del Ayuntamiento de Ciutadella, que la ha recortado un 50 por ciento. "Hemos organizado un festival que empieza hoy y acaba el 3 de junio con un presupuesto reducido en un 20 por ciento. Entendemos que hay otras prioridades, lo hemos asumido. Tenemos un público fiel que nos respalda así que nosotros continuaremos, no vemos el panorama tan negro. No dependemos al cien por cien de la administración, quizá en un 50 por ciento. El resto llega del público y del patrocinio privado".
La situación de Amics de s'Òpera de Maó es diferente. La asociación no recibe subvenciones. Todo el dinero que recauda se entrega a la Fundació Menorquina de s'Òpera. "El 1 de mayo presentaremos las cuentas. Es cierto que se han resentido las ventas de entradas y el número de socios ya que ahora cuesta más pagar las cuotas. Esperamos que sea algo transitorio". dice Jaume Oliver, tesorero de la entidad.
Los socios de Amics de s'Òpera tienen la ventaja de poder retirar las entradas con prioridad una vez que están a la venta. "Hacemos todo nuestro trabajo de manera altruista y llevamos cuarenta años sólo por amor a la ópera. No creo que algo así deba recompensarse. Está claro que este último año lo estamos pasando mal porque hay que ajustar mucho los presupuestos y rebajar los gastos, y más teniendo en cuenta que nosotros subsistimos gracias a las cuotas de los socios, que somos más de 400", concluye Oliver.
Hay otras entidades culturales que apuestan por cambiar la tendencia para conseguir más público, sobre todo, gente joven. Maria Josep Rebassa, presidenta del Cercle Artístic de Ciutadella afirma que han tenido que ajustar los gastos. De hecho, de cara al año que viene se verán obligados a reducir el programa. "Tenemos subvenciones del Consell y el Ayuntamiento y han bajado un 50 por ciento. También hemos apreciado una ligera disminución de socios. Somos conscientes de que hay que trabajar para ofrecer programación que atraiga a los ciudadanos, sobre todo, a los jóvenes. Algunas de nuestras actividades tienen éxito pero otras, como las conferencias, no tanto. No podemos esperar a que llegue el público, tenemos que saber qué ofrecerles porque, al final, será beneficioso para todos".
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