Curiosa historia la que se vivió ayer por la mañana en los juzgados de Ciutadella. Quien entraba en la sala de vistas como acusado acabó absuelto y se demostró que había sido víctima de la misma estafa que padeció quien lo había denunciado a él. La historia comenzó por la deuda de 64.211 euros que el denunciado, J. Enrich, había contraído con el denunciante, A.J. Riera, al no abonarle unos trabajos de electricidad que le había encargado. Como vía para saldar esta deuda, J.E.S. propuso al denunciante entrar en una supuesta ONG mediante la cual podía obtener unos beneficios realmente espectaculares: con una inversión de 50.000 euros podía obtener un beneficio de 400.000.
Riera confió en la palabra de Enrich "porque dijo querer corresponder el buen trato que le había ofrecido durante este tiempo en que me debía dinero y yo no le presioné para que me lo devolviera", explicó el denunciante ante el juez. Así, para iniciar este negocio, el denunciado le entrega al denunciante un pagarés de 58.000 euros para que lo cobre. Éste lo hace, pero de este dinero le retorna 52.000 a Enrich para que lo invierta en la ONG.
Había obtenido un beneficio de 5.500 euros, algo que le hizo confiar en el negocio y seguir invirtiendo, puesto que al cabo de dos semanas Enrich le pide 50.000 euros más con la promesa de aún mayores beneficios. Riera se los dio, y aún le aportó más ingresos, con pagos posteriores de 22.000, 8.000, 23.000 y 16.520 euros. Ante el juez, el empresario explicó que "cuando tienes 34 personas pendientes de ti para cobrar su nómina y deben a tu empresa unos 750.000 euros, te agarras a cualquier esperanza, y ése parecía un buen negocio".
El caso se trasladó a los tribunales cuando Riera se enteró, a través de una llamada telefónica, de que uno de los pagarés que había remitido a Enrich se iba a destinar a un club de alterne, y quiso parar el cobro. Tras consultar con la entidad bancaria, Riera decidió interponer una denuncia, y de esa decisión ha derivado el proceso judicial que ayer quedó visto para sentencia. No obstante, de la sesión de ayer se concluyó que tanto denunciante como denunciado se presentaban como víctimas de una estafa por parte de la supuesta ONG. Es más, incluso el timo pudo ser mayor, puesto que el denunciante confesó que al desplazarse a Madrid para conocer la organización a la que supuestamente enviaba dinero, apareció una tercera persona a la que también Enrich hizo aportaciones y que no tenía ninguna relación con la supuesta ONG. En este caso, los pagos podrían ascender a casi medio millón de euros.
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