Rosa María Carreras Doblado. Cuidadora de discapacitados - Elena

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Autoficha
Me llamo Rosa María Carreras Doblado y tengo 47 años. Nací en Maó, pero vivo con mi pareja y mi hijo pequeño en Es Castell. Llevo 11 años trabajando para el Ministerio de Educación. También soy voluntaria en la Cruz Roja y ofrezco apoyo psicológico a familiares en situaciones dramáticas. Cuando tengo tiempo libre, me gusta pasear, ir a ver a mi hijo cuando juega al fútbol, ir a pescar y estar con mi perrito Beethoven.

Lleva once años trabajando con personas discapacitadas, ¿cómo comenzó en dicha profesión?

Fue de rebote. Por aquellos entonces, yo estaba en el paro. Me interesé por un curso de informática pero no hubo plazas, así que el INEM me "obligó" a realizar uno sobre cuidado de discapacitados. Poco a poco, me fui enganchando y me fue llamando la atención. Acabé el curso, pasaron los meses y, un día, me llamaron para hacer una sustitución. Me di cuenta de que era mi verdadera ocupación. Anteriormente, no entendía el mundo de estas personas y ahora, que sobre todo trabajo con niños, estoy encantada.

¿Cómo es su día a día?

Me levanto a las 5.30 de la mañana porque tengo que coger el autobús para ir a trabajar a una escuela pública de Ciutadella. Desde hace un tiempo, los niños con discapacidad se integran en los centros educativos y nosotros les ayudamos a realizar sus tareas, desde dibujar o escribir a ducharse. Somos un apoyo importante para ellos, les ofrecemos las pautas para que ellos avancen. Me gusta estar con los alumnos, pero admito que no me gusta nada tener que levantarme tan temprano.

¿Alguna anécdota que contar?

La verdad es que te ocurren las mil y una. Hacemos muchas cosas con ellos. Les pintamos para que salgan disfrazados, inventamos historias, organizamos concursos... Eso sí, no sé cómo lo hacen para que, cuando jugamos a juegos, gane quien gane siempre acabo yo recibiendo. Tengo que decir que yo aprendo muchísimo. Nos dan gran cantidad de lecciones. Me sorprende su capacidad para acordarse de las cosas.

Por otro lado, realizó un curso psico-social para ofrecer apoyo a los familiares de víctimas. Debe ser una trabajo duro.

Sí, muy duro. Nos llamaron para ir a Ciutadella porque habían encontrado a una persona joven muerta. Tienes que atender a la familia y sabes que debes mentalizarte y escuchar. No te puedes venir abajo ni involucrarte emocionalmente. A veces hay situaciones muy desagradables que debes evitar llevarte a casa.

¿Qué proyectos tiene en mente?

Nunca es tarde para aprender y estoy haciendo otro curso sociosanitario para poder trabajar en centros de personas discapacitadas y geriátricos.
En cuanto a viajes, mi ilusión desde que era pequeña ha sido viajar a Tailandia. Espero poder visitar el país.