Carlos Arenillas Lorente (Madrid, 1956), economista y exvicepresidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), ofrecerá hoy en el Ateneu, a las 20 horas, una charla sobre "Crisis y reforma del sistema financiero" en la que hará un repaso a la coyuntura económica y financiera actual, explicará las causas fundamentales que han llevado a esta situación y enumerará las reformas que se están impulsando a nivel global "para evitar que en el futuro se vuelva a producir una situación parecida".
¿Qué grado de responsabilidad tiene el sector financiero en la crisis económica actual?
Esta crisis es diferente a otras. Por ejemplo, la que tuvo lugar en los años 70, que se produjo porque hubo una subida violenta del precio del petróleo, se originó a raíz de una decisión unilateral de los países productores. En esta crisis, es la sociedad, en especial la de los países ricos, la causante. Y en el epicentro, está el sector financiero, que es el principal culpable, pero no el único. Es el principal culpable por un mal funcionamiento del sistema, por un exceso de crédito, por una mala medición de los riesgos. Pero todos hemos contribuido a la situación actual, por acción u omisión, incluidos los supervisores del sistema.
¿En qué fallaron los supervisores?
En los últimos 20 años se fue imponiendo una ideología económica en la que se decía que los mercados eran muy eficientes y que aunque se podían equivocar, podían corregirse solos y autorregularse y que eso era lo mejor para la sociedad. Así, el crecimiento de los mercados financieros ha sido enorme. Se han vuelto demasiado opacos y se han puesto en marcha productos financieros dudosos.
¿Qué impidió ver esa opacidad de la que habla?
No dejó ver que los países ricos se estaban endeudando en exceso o hasta qué punto el precio de la vivienda estaba yendo demasiado lejos.
¿Las inyecciones de dinero público en entidades financieras fueron un mal necesario?
El volumen de la ayuda pública que ha habido que dar al sector financiero para evitar un colapso ha sido gigantesca pero era necesaria. Ahora, lo que queda pendiente es la devolución de esa ayuda y que se lleven a cabo las reformas necesarias para que esto nunca tenga que volver a ocurrir y que, por tanto, si una institución financiera lo hace mal pueda quebrar como quiebra un bar o como quiebra cualquiera, pero sin que se lleve todo por delante.
Usted no concibe una reforma del sector financiero sin una reestructuración de la remuneración del sector. ¿Hasta qué punto es importante?
En general, el sector financiero, tiene un nivel medio de remuneraciones muy alto respecto a otras actividades. Todo el sector se tiene que redimensionar en políticas de remuneraciones y sobre todo en el tema de los bonos. No puede ser que alguien cobre un bono anual sin saber si las consecuencias de sus decisiones, que van a verse a los cuatro o siete años, serán positivas o negativas. Si le sale bien, cobra el bono, si sale mal, no pierde nada. Es un incentivo perverso.
También apuesta por implantar tasas en las transacciones financieras.
Es un tema polémico pero yo soy partidario de esta medida. Tal y como está ahora, la compra de acciones en bolsa o de un fondo de inversión está libre de impuestos. Yo tengo una posición favorable a que se revisen las figuras impositivas para el sector financiero para que devuelva parte del dinero que se le ha dado y para colocarlo en un nivel de campo de juego equivalente a otras actividades económicas.
¿Qué opinión tiene entorno al papel que han desarrollado en los últimos meses las agencias de calificación de riesgos?
Han contribuido mucho a la crisis. Las agencias de calificación son muy importantes pero el problema es que no estaban reguladas. Y por lo tanto, siendo su labor muy importante, cayeron en situaciones dudosas. Por ejemplo, le daban la máxima calificación a las llamadas hipotecas subprime. Luego se convirtieron en basura. Las agencias son necesarias pero tienen que actuar con cierta independencia. Parte de las reformas que se plantean ahora van destinadas a cambiar esta situación.
¿Qué importancia tiene la mejora de la educación en materia financiera?
Mucha, porque lo que ha sucedido es que las personas que estaban más directamente implicadas en la gestión del sistema financiero no sabían bien como funcionaba. Y esto tiene que cambiar. De hecho, parte de las reformas que se están llevando a cabo están orientadas a tener mucha mayor información y mayor conocimiento.
Portugal puede ser el próximo país que requiera la ayuda de la UE para hacer frente a su situación económica. ¿Qué posibilidades reales hay de que España se vea en esta misma coyuntura?
El riesgo cero no existe. Pero la probabilidad de que ocurra en España es muy pequeña. En Portugal, en cambio, la caída del gobierno de Sócrates complica las cosas. Aún así, me temo que gobierne quien gobierne tendrá que optar por llevar a cabo ajustes y que el mercado se lo crea y lo acepte o se verá obligado a acudir a la UE.
¿La recuperación económica está cerca?
Ya hemos tocado fondo y estamos empezando a recuperarnos pero volver a los niveles de riqueza y empleo que teníamos en 2007 nos va a llevar unos años. Hemos sufrido un terremoto a cámara lenta. Hay que asumirlo.
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