Apasionado. Mario Delgado posee una colección que ronda las 3.000 películas, sobre todo, de cine negro y western, sus géneros preferidos - Javier

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Dos amigas se encuentran en el barrio en el que viven y una le pregunta a la otra: "¿Qué hiciste ayer?". A lo que la otra le responde: "Trabajé durante 18 horas y estuve sola 24".

Esta frase, en la que se pone de manifiesto el sentimiento de soledad que puede padecer una persona, pertenece a una de las películas que Mario Delgado recoge en su libro "El cine negro. Los grandes olvidados".

Delgado, nacido en Navarra hace 72 años, es un apasionado del cine. Posee una colección que ronda las 3.000 películas, aunque el cine negro y el western son sus géneros preferidos.

¿Cuándo surgió su afición por el cine?
Fue en plena posguerra. El cine nos ayudó a muchos niños a pasar aquellos años tan tristes. Recuerdo que, con seis o siete años, empecé a ver películas del Oeste en uno de los cines de Guadalajara. Cuando destinaron a mi padre a Madrid y nos mudamos, descubrí los cines de barrio. Salía corriendo de clase para ir a la sesión doble de las 16.30 horas y no salía de la sala hasta casi las 23 horas. Fue con esa edad, a los 14 años, cuando el cine se convirtió en mi gran afición. Le película que me impactó fue "Forajidos" con aquella 'mujer fatal'. Aunque hubo otra película que me marcó. Se llama "Flecha rota", una obra de los 50 que rompe con el esquema de que los indios son los malos, como nos querían hacer creer los films americanos de años atrás.

Habrá quien piense que el cine negro es de terror. ¿Cómo describiría este tipo de películas?
Aunque en las películas de cine negro aparezcan policías, crímenes o atracos, hay que decir que es un género de temática completamente social. Es un cine que denuncia todas las corrupciones personales e institucionales, y las anomalías de la sociedad americana de los años 40 y 50. Son films que molestan al poder. Se llama así porque en Francia hubo una época en la que se escribían novelas policíacas que tenían las tapas negras. Este tipo de cine recoge la fatalidad del ser humano, con esa mítica imagen de la mujer fatal que domina a los hombres, y que yo creo que fue un anticipo del movimiento feminista.

También representa a la mala suerte y da importancia al origen del personaje, así como resalta la dualidad del carácter de éste, con su lado bueno y su lado malo. Véase como ejemplo el policía corrupto, a quien le acaba ganando su lado malo.

Ha dedicado algo más de dos años a escribir su libro. ¿Qué representa para usted presentarlo mañana?
Es una de las mayores ilusiones de mi vida. Ten en cuenta que las tardes más felices de mi niñez y adolescencia las pasé en el cine. La idea de escribir el libro se me ocurrió tras comprobar que había muchas películas que no se incluían en los libros de cine negro y que yo considero obras maestras. De hecho, el título del libro es un homenaje a los directores de Serie B y actores secundarios que trabajaban con pocos medios y en poco tiempo. Lo he escrito con mucha ilusión y para mí sería un regalo si una sola persona de las que lo lean se aficionara al cine negro.

Su obra, además de fichas técnicas y bibliografía de los actores, incluye sus propios comentarios y una selección de frases y secuencias inolvidables. ¿Alguna cita que nos pueda resaltar?
Los diálogos del cine negro son muy irónicos, con gran carga crítica y doble sentido. Es una filosofía de la vida. Hay una secuencia donde un gangster pregunta por un compañero y le dicen que está estudiando en la Universidad, a lo que él responde: "Qué lástima, está estudiando para ser pobre". También las hay románticas, como aquella que dice: "Nací cuando la conocí, viví mientras me amó y morí cuando me dejó".