Juan Mi Gomila Gornés. Ilustrador y tatuador - Radicaltattoo

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Autoficha
Estudié en la Escola d'Arts i Oficis de Maó y me especialicé como ilustrador en La Llotja de Barcelona, aunque desde hace 15 años mi profesión es tatuador. Soy Juan Mi Gomila, de Es Castell, estoy casado con Jasmine y tenemos dos niños. Hace 12 años abrí mi propio estudio en Maó, RadicalTattoo.


Se formó como dibujante e ilustrador en Maó y en Barcelona. ¿Qué le llevó a dedicarse a decorar la piel de los demás?

La verdad es que cuando acabé de estudiar y me planteé mi futuro en Menorca, a mediados de los 90, el mundo del tatuaje era muy desconocido, pero a raíz de una exposición de dibujo que hice en la Caixa me animaron y asistí a la única escuela que existía entonces homologada por la Generalitat, Kim Tattoo, en Girona. Era algo arriesgado, así que empecé montando un pequeño estudio en Es Castell.

Por los trabajos que realiza, parece que la gente ha perdido la timidez, del pequeño delfín o la estrella, se ha pasado a tatuajes de gran colorido y extensión...

Sí, las cosas han cambiado mucho, ya no es un tabú. Antes estaba mal visto y ahora ya se ha aceptado. Además se realiza con total higiene, todo el material que usamos viene precintado. Hay una base muy fuerte de dibujo en los 'tattoos' actuales, y el cliente se ha dado cuenta de técnicamente todo es posible, no hay limitaciones.

¿Cómo diseña un tatuaje?

Tengo un archivo de imágenes y luego recibo las ideas de los clientes, pero el 90 por ciento son diseños propios, sobre su idea yo realizo un boceto y preparo el diseño, personalizó el tatuaje. También hay personas que confían plenamente y me piden un 'free hand', que es realizar el tatuaje directo en la piel, sin boceto.

Dice que no hay límites, pero ¿hay algo que se negaría a tatuar?

Los límites los marca la ética del propio profesional, yo por ejemplo nunca haría tatuajes xenófobos. El tatuador tiene que decir 'stop', pasa lo mismo con los 'piercings' (perforaciones), a veces vienen menores con permiso de sus padres, pero soy yo el que tiene que poner el límite.

¿Si uno se arrepiente del tatuaje, tiene solución?

Normalmente la gente que viene lo tiene claro, pero también llegan los que se guían por modas, y se tatúan símbolos, como los maorí, sin saber qué significan. En principio un tatuaje es para toda la vida, pero se puede realizar un 'cover', tapar el tatuaje viejo con uno nuevo, no es peligroso pero no hay que repetirlo. Lo suyo es tener claro el concepto y pensarlo bien antes.

¿Qué problemas afronta una empresa como la suya?

La crisis afecta a todos, pero vamos trabajando, esto no es una moda. Han hallado tatuajes incluso en momias, no hemos inventado nada, sólo ha avanzado la técnica, así que está en auge. El principal problema es la competencia desleal, de gente que trae máquinas y lo hace en su casa. Así que los clientes deben informarse y tener referencias.