¿Por qué decide involucrarse en este proyecto de la Asociación de Andrea Doria?
Me involucré en este proyecto porque el barrio estaba parado y con el nuevo local teníamos que darle vidilla, hacer algo. Junto con una compañera, Pili, nos animamos a coger la asociación. De hecho yo tengo experiencia en este aspecto porque siempre me ha gustado impulsar proyectos nuevos. En Madrid, con el Ayuntamiento de Fuenlabrada, iniciamos un proyecto a través del que ofrecíamos actividades gratuitas en el colegio fuera de horario escolar. Éramos una asociación de juventudes. Hacíamos actividades lúdicas y enseñábamos juegos tradicionales puesto que los niños creen que con una consola lo tienen todo y no saben que con unas canicas también se pueden divertir.
¿Pertenecía anteriormente a la asociación?
Estuve en la asociación hace unos tres años. Pero luego, esto fue como un fantasma, llegó un momento en que no hubo ni socios ni dinero ni nada. Nosotras la cogimos a finales de septiembre o principios de octubre. Lo comentamos con la gente del barrio y formamos una junta.
¿Cuál es el objetivo de esta renovada asociación?
El objetivo es revitalizar la zona, mover el barrio, crear ambiente y ofrecer actividades para nuestros hijos. Hemos puesto en marcha una serie de talleres como manualidades y marionetas. Hemos hecho sesiones de cuentacuentos, payasos. Ahora también ofreceremos clases de repaso, flamenco y danza del vientre. Falta por concretar un taller de tai chi que también queremos impartir. Nunca antes se había hecho algo parecido.
Dice que habéis empezado de cero. ¿Cómo han ido estos inicios?
De momento las actividades están bastante animadas. Lo cierto es que no queremos ceñir esta asociación a los vecinos de Andrea Doria sino más bien que esté abierta a cualquier persona que desee hacer alguna actividad, participar en los actos que organizamos. Desde que empezamos ya hemos conseguido cerca de 50 socios.
Además contáis con un centro cívico mejorado y renovado.
Se inauguró a finales de año y la verdad es que el local ha mejorado notablemente. Sobre todo con la eliminación de una barra de bar que había que no hacía ninguna función en un local social.
¿La barriada sufre algunas carencias, según usted?
No es solo la barriada sino todo Maó donde hacen falta más actividades infantiles. Y respecto al barrio, creo que la gente lo valora poco, está infravalorado. Cuando llegué me dijeron que esto era el Bronx de Maó. Pero la verdad es que es una barriada muy maja, todos nos conocemos. La zona fusiona muchas culturas, es un barrio multicultural, y esto es muy positivo. De hecho, queremos organizar una comida para conocer los platos típicos de cada zona. Puede ser muy enriquecedor.
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