Se acabaron los malos humos

Es el caso de Miguel, propietario de un bar, quien asegura estar de acuerdo con la nueva ley. "Es mejor para todos, así no nos afecta el humo. El problema es que no se nos ha informado de cuál debe ser exactamente nuestro papel, sólo sé lo que sale en la tele. No tengo ni idea de lo que puede pasar si alguien fuma en el bar y tampoco acabo de saber cómo impedirlo".

Miguel cree que la prohibición no tiene por qué provocar un descenso de clientela. "El café se lo tomarán igual, pero a fumar tendrán que irse fuera".

Una pareja, Juan Miguel y Rosa, está en ese mismo local. Ambos fuman y opinan que no se sienten animados a dejar el tabaco. "Todo lo contrario. Así fumaremos más. Entendemos que moleste a la hora de comer, pero no en los pubs o discotecas".

Otra pareja, esta vez de amigos, se sitúan en la barra. Piden una cerveza y se encienden los cigarrillos, tal vez los últimos que se fumen en un establecimiento como éste. "A mí me parece bien que se prohíba. Tengo la intención de dejarlo y con los precios que están poniendo, es prohibitivo", dice uno de ellos, "creo que los primeros meses costará cumplir con la normativa, pero, una vez que nos acostumbremos, será normal".

Su amigo, sin embargo, no lo ve tan claro. "No estoy de acuerdo con la ley porque no se respeta a los fumadores. También hay que verlo desde el otro punto de vista. Tampoco creo que esté bien que los camareros tengan que hacer de policías".

Mari es propietaria de una cafetería. "Nosotros no permitimos que se fume en el local desde que abrimos hace tres años y tenemos buena clientela. Hace tiempo que esta ley existe en Italia y otros países y no se arma tanto revuelo".

Bastará echar un vistazo a nuestro alrededor para saber si se cumple o no.