Empezó como guardia urbano en Maó en 1974. ¿Cómo fue su vida antes de dedicarse a dicha profesión?
Yo comencé a trabajar como dependiente en una tienda de artículos para caballero cuando tenía 14 años. Éramos cuatro hermanos y tener a dos hijos en Bachiller era complicado. Yo no lo acabé porque me ofrecieron trabajar en la tienda y me llamaba la atención. A los 21 años, mi familia y yo nos fuimos a vivir a Barcelona. Corría 1957 y entré a trabajar en la empresa Pepsi Cola. Fui recomendado por un amigo de mi padre y hasta pude elegir entre los puestos que se me ofrecieron y la zona. Me ocupaba de las ventas, como comercial.
Hasta que un día, en una tienda de música de las Ramblas, escuchó una canción de Los Parranderos...
Sí, yo es que soy muy mahonés. Estaba bien en Barcelona y ganaba dinero pero yo quería volver a Maó y, cuando oí aquella canción de "Jo voldria tornar a Menorca", le dije a mi familia que volvía. Así que me instalé de nuevo en Maó en el 59 y en el 61 me casé. Trabajé como bisutero porque en aquella época era todo un "boom" pero, cuando pegó el bajón, tuve que plantearme cambiar de trabajo.
Aquel año estaba en la Junta Directiva del Club Deportivo Menorca y fue precisamente su presidente quien le ofreció algunos trabajos.
El doctor Escudero me habló de varios puestos en el hospital pero le dije que yo no estaba hecho para ver enfermos y sangre. Entonces me comentó que saldrían varios puestos para la Guardia Urbana. Aquello me pareció estupendo porque a mí lo que me gusta es estar por la calle y servir a la gente. Empecé en 1974. Después, pasé a policía local pero, una vez más, tuve que decir que lo mío no era hacer servicios por la noche con pistola, yo no estaba preparado para eso. Los dos últimos años antes de jubilarme, estuve en el Colegio de Adultos de vigilante.
Asegura ser hincha del Atlético de Madrid "a muerte". ¿Por qué de ese equipo?
Cuando tenía doce años me gustaba mucho el fútbol. Vi que los jugadores que destacaban eran los de Ciutadella. Hubo uno, que se apellidaba Taltavull, que llegó a jugar en el Atlético Aviación en 1943. Yo, sabiendo que un menorquín jugaba en ese equipo, me hice fan. Actualmente, formo parte de la Peña Atlética y mi hijo Kiko es el presidente. Me encanta el fútbol y el baloncesto también, lo que pasa es que no puedo ir a ver los partidos del Menorca Bàsquet porque me pongo muy nervioso, lo paso fatal, y estoy delicado de salud.
¿Un deseo para el 2011?
Paz y salud para todos.
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