Pleno. La crítica cansada y resignada de los populares no consiguió alterar el ánimo del equipo de gobierno - Javier

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Parapetado en la crítica cansada de tan repetida y en la fastidiosa resignación asistió el Partido Popular a la aprobación de los presupuestos de Alaior para 2011, "los números más deprimentes vividos hasta la fecha", en palabras de Misericordia Sugrañes. Los siete votos favorables del Partido Socialista y de Esquerra de Menorca-Iniciativa per Alaior permitieron aprobar unas cuentas por las que el municipio dispondrá de 10.578.200 euros para hacer frente a un 15,2 por ciento menos de gasto global.

Tras recordar que las previsiones se enmarcaban en el Plan Económico-Financiero con el que el Consistorio alaiorenc pretende reconducir su desequilibrio presupuestario, el alcalde resumió el espíritu de las cuentas de 2011. "Es un año de apretarse el cinturón, pero manteniendo los servicios educativos, deportivos y sociales, muy apreciados por los ciudadanos, de cumplir e intentar enfrentarse a una situación complicada", afirmó Pau Morlà, quien apeló a la crisis al igual que había hecho para defender las modificaciones de crédito en el segundo punto del orden del día.

Con la calma que da la seguridad de contar con una argumento inapelable –las cosas van mal desde 2004 cuando no había crisis y el interventor lleva haciendo año tras año las mismas recomendaciones, en resumen– Sugrañes rebatió la justificación del equipo de gobiernos. "Es difícil recortar partidas, pero la excusa de la crisis no les vale. Han gestionado durante este tiempo y suya es la responsabilidad. Se lo veníamos advirtiendo desde 2004 porque así lo hacían los técnicos y han sido incapaces de controlar el gasto y gestionar bien", subrayó la concejala, para quien los males de la hacienda municipal son consecuencia de haber gastado más de lo que se ingresaba.

El alcalde contraatacó con datos como que 2009 será el primer ejercicio en el que se cierre con remanente de tesorería negativo, que el mandato que expirará el próximo año conseguirá acabar con una reducción de la deuda municipal y que empresas, administraciones y particulares deben al Ayuntamiento cinco millones de euros en frente de los siete y medio que debe el Consistorio, "el primer equilibrador de la economía local que permite que la situación económica y social sea lo mejor posible".

Sugrañes se refirió entonces a los gastos en el Área de Cultura y a la falta de control en las inversiones que posibilitan desviaciones de hasta el 24 por cien en sus presupuestos y criticó la incoherencia que suponía rebajar el sueldo a los funcionarios y gastar 45.000 euros en sillas. Portella le matizó el porqué del 1 por cien cultural y Morlà le dejó caer, como quien no quería la cosa, el sobre coste del Palma Arena o la lata de Cola Cao de Antonia Ordinas y acabó por repetirle que era una exagerada, "tanto que acaba perdiendo la razón", le dijo. Entonces, tiró del Anuario de la Caixa –"entre 2005 y 2009 somos el único municipio de Menorca que ha aumentado su índice económico"–, para abortar el derrotismo y pasar a la votación.