No habrá resultado sencillo ni pacífico -hay quienes amparándose en el anonimato hablan de "mal ambiente" en la Casa Consistorial-, pero no cabe duda de que la estructura del Ayuntamiento de Maó ha experimentado un cambio significativo desde que, en octubre de 2008, Vicenç Tur tomara la vara de mando. Hasta una decena de variaciones de calado se pueden contabilizar en el Consistorio en los últimos meses, entre renuncias, ceses o modificaciones de atribuciones.
En este sentido, la salida voluntaria de Bartomeu Febrer, al ser nombrado director insular de Cultura en mayo del año pasado, motivó la dimisión de Àngels Hernández como directora de Cultura del Consistorio mahonés, incorporándose a sus funciones como cronista-archivera municipal. Su sustitución por Tomeu Pons al frente del área no cuajó, por lo que esta dirección desapareció como lo hizo la del área de Urbanismo, ocupada por Emilio Orfila, quien continúa prestando servicios como abogado.
De esta área desapareció, asimismo, la arquitecta Agneta Manjavacas, al parecer por desacuerdos con los responsables del equipo de gobierno respecto de alguno de los proyectos en los que había tomado parte. Fue sustituida temporalmente por Emilio Fernández Terrés, cuya relación contractual con el Consistorio ya ha finalizado.
También desapareció la figura del gerente, encarnada en la persona de Eduardo Robsy, quien abandonó el cargo por motivos personales y familiares a finales del año pasado, sin que se le haya sustituido, cosa que sí sucedió en el gabinete de prensa, en el que Isabel Rodríguez, que había sido nombrada por Arturo Bagur, fue sustituida por Oriol Riera también en 2009.
En este mismo año se produjo, asimsimo, la salida más polémica, la del interventor municipal. Manuel Velarte Pérez fue suspendido de sus funciones en enero a raíz de la incoación de un expediente disciplinario que acabó concluyendo que el interventor había incurrido en tres faltas, no hacerse cargo de las tareas o funciones que le habían sido encargadas, incumplir las funciones esenciales inherentes al lugar de trabajo y falta notoria de rendimiento. Velarte acudió a la vía judicial, aunque salió trasquilado, en marzo de este año, el Tribunal Superior de Justicia de las Illes Balears daba la razón al Consistorio en el cese decretado por Tur.
Otros dos nombres propios son los de Enrique Gámez, quien dejó de ocuparse de las relaciones con los medios de comunicación para encargarse de la Oficina Europea, y Lali Olives, secretaria de alcaldía desde los tiempos de Ramon Homs, actualmente en el gabinete del alcalde para cuestiones de Protocolo.
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