Las gentes de Noia, el municipio costero de A Coruña de donde es natural Mónica J. F., la madre del menor cuyos restos óseos fueron encontrados en el interior de una maleta, no salen de su asombro, según relatan al "Menorca" reporteros del periódico "La Voz de Galicia". La familia, destrozada por lo ocurrido, no habla con los medios de comunicación.
"El municipio tan sólo cuenta con 15.000 habitantes y prácticamente todo el mundo conoce a la familia", explican. El padre de Mónica, pescador, se encontraba embarcado en un atunero cuando llegó la noticia.
"Nadie esperaba este desenlace. Hacía tiempo que no veían al niño. Cuando ella venía de vacaciones no lo traía", añaden. La madre trabajó durante un tiempo en un supermercado y en la brigada de limpieza de playas. El pequeño había sido criado por los abuelos maternos y hacía unos años ambos se trasladaron a Menorca.
El abatimiento de la familia y de las gentes de Noia queda fielmente reflejado en uno de los correos que ayer recibió el "Menorca" procedente de esta ciudad gallega.
"Pobre angelito (César) así se llamaba. Lo criaron sus abuelos maternos, los cuales lo cuidaron con amor, hasta que un día vino su madre y se lo llevó. Vivimos en una villa gallega de apenas 15.000 habitantes y estamos igual de consternados que el pueblo de Maó. Nadie se esperaba esto. Sus abuelos al igual que su tío son muy buenas personas. No se merecían que les hicieran sufrir de esta manera".
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