En movimiento. Diez personas, de entre 29 y 60 años, participaron en la sesión - Gemma Andreu

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El poder de la amistad ha hecho posible que la Comunidad Terapéutica de Sant Miquel disfrutara ayer de una sesión de baile divertida y enriquecedora de la mano del profesor Maury Ramos. Todo empezó este verano en Santandria, una de las playas adaptadas de Ciutadella, que han frecuentado en grupo las personas con enfermedades mentales de Sant Miquel. Los usuarios trabaron amistad con los responsables de Can Carrió, el emblemático bar de la cala, regentado por un hermano y una hermana cubanos. La relación humana surgida incluso motivó que fueran invitados a la fiesta anual del centro de Sant Miquel, celebrada el pasado 24 de septiembre. Los hermanos cubanos acudieron encantados al encuentro festivo que reunió a pacientes, familiares, personal del centro y personas colaboradoras.

Las terapeutas del taller ocupacional tenían intención de organizar alguna actividad relacionada con el baile y preguntaron a sus amigos cubanos si conocían a alguien que pudiera impartir una sesión. Esa persona ha sido su primo, Maury Ramos, también cubano residente en la Isla, licenciado en Educación Física y director del gimnasio Tots en Forma de Ciutadella. El profesor de baile invitó ayer a los residentes y usuarios de Sant Miquel a disfrutar de una sesión de salsa. Una iniciativa totalmente altruista que se convirtió en una experiencia enriquecedora y divertida para los 10 residentes y usuarios que participaron, acompañados por tres terapeutas del taller ocupacional.

"Maury es una persona preparada que ha sabido dinamizar el grupo y ha contribuido a que el gimnasio Tots en Forma se haya convertido en un espacio normalizador. No todo el mundo habría tenido un gesto como el que nos ha regalado él", explica una de las terapeutas. La monitora del grupo explica que este tipo de actividades fuera del centro "contribuyen a desdramatizar la salud mental. Hay un estigma en la sociedad de rechazo a los enfermos mentales y estas salidas propician que la gente comprenda que son personas con las que pueden relacionarse". Maury Ramos bailó salsa con una de las monitoras del gimnasio, una demostración que entusiasmó a los invitados. También les motivó enseñándoles pasos y ritmos, combinados con alguna sesión de juego. "Ha sido muy positivo. Los usuarios han salido contentos. Sería interesante que otras entidades pudieran colaborar ofreciéndose como espacios normalizadores". Aunque el gesto de Maury no se queda aquí. El profesor se ha ofrecido a dar clases gratuitas de kick-boxing dos veces por semana a uno de los usuarios más jóvenes de Sant Miquel.