Recorrido corto –55 kilómetros–, ni lluvia, ni demasiado sol o viento, nada de barro o polvo y convertían la de ayer en una excelente jornada para rodar y despedirse de la sexta edición Volta Menorca BTT. La contrapartida de la tercera etapa entre Ferreries y Alaior, un desnivel acumulado de 1.049 metros y a las dos duras salidas que la precedían.
500 fueron los bikers –el de ayer era día laboral y la participación de los corredores locales se resintió– que no dejaron pasar la oportunidad de recorrer toda la parte central del sur de la Isla, disfrutando de sus característicos barrancos y de emblemáticos rincones del litoral menorquín, como Cala Mitjana, Binigaus o Sant Tomàs.
Sin que el esfuerzo desplegado, sobre todo en la segunda etapa en la que la lluvia y el barro se sumaron al pelotón, hiciese mella en el ánimo de los ciclistas, la etapa comenzaba a las 9.30 horas y poco menos de dos horas después se producía una primera parada en Sant Tomàs.
La previsión entonces era la de seguir rodando de manera fluida pese a los duros desniveles que jalonaban la etapa, según explicaba Pere Pons, quien se ha encargado de diseñar el recorrido. Sus previsiones se cumplían y hacia el mediodía los primeros bikers llegaban a Son Bou. Así las cosas, los corredores se aproximaban como ningún día al horario estimado, llegando a meta los primeros grupos con 20 minutos sobre el horario previsto. Con la etapa concluida los comentarios recogidos por la organización eran sumamente favorables.
"El primer día de primeras parecía fácil, pero al finalizar por roca, la gente de fuera sufrió al no estar acostumbrada, se le hizo pesado. Ayer (por el domingo) tuvimos el problema del barro, pero hoy (por ayer) estaban encantados. Aunque era una etapa corta, ha sido dura por haber muchas subidas y bajadas, pero se ha bogado mucho y casi no se ha echado el pie a tierra, además el entorno era precioso", explicaba Pons.
Y es que ni forasteros ni isleños se resistieron a la belleza de la zona de "S'Heredat des Duc", según destacaban en la organización, bajando de la bicicleta con muy buen gusto y con ganas de una nueva edición. A buen seguro, anécdotas de la sexta Volta Menorca BTT y los planes para 2011 centraron la cena de despedida celebrada anoche en el hotel Farragut.
La incógnita de la celebración de la séptima edición
Un sentimiento agridulce acompañaba la clausura de la VI Volta Menorca BTT en el seno de la Penya Ciclista Ciutadella, entidad organizadora de la prueba menorquina al no existir certeza sobre su continuidad. Lo reconocía Pere Pons al ser preguntado sobre la valoración que los participantes habían hecho sobre las rutas de este año –muy positiva– y la posibilidad de ofrecer nuevas de cara a 2011.
"Es muy pronto todavía para hablar de esto. Ahora hay que hacer una reflexión personal y, posteriormente, en conjunto porque existen dudas sobre si hacer otra vuelta", explicaba Pons antes de apuntar a la falta de apoyo. "No nos acabamos de sentir apoyados y ahora con la crisis es peor. Al organizar la vuelta, surgen muchos obstáculos, supone mucho trabajo, aunque cuando se celebra ves a todo el mundo tan contento que te encuentras ante el dilema de si continuar o no", confesaba Pons.
"Ya teníamos dudas sobre celebrar esta edición, algunas de las cuestiones que nos hacían dudar se han resuelto, pero otras no. Ahora debemos hacer una reflexión de cara al futuro", aseguraba en idéntica sintonía que su compañero, Pere Català.
El presidente de la Penya Ciclista Ciutadella explicaba que la organización de la vuelta "cada vez cuesta más esfuerzos, requiere más medios y más responsabilidad, lo que lo hace difícilmente sostenible aunque compense que cuando acaba todo el mundo está cansado pero muy satisfecho, según nos llegan tanto directa como indirectamente".
Català, no obstante, dejó un resquicio a la posibilidad de que los bikers vuelvan el año próximo. "No hay ninguna decisión tomada todavía", apuntó.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Menorca - Es diari
De momento no hay comentarios.