Aina Oliver Fradera. - a.s.o.

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Autoficha
Me llamo Aina Oliver Fradera y tengo 25 años. Nací y vivo en Maó. Acabo de terminar mis estudios de Ingeniería en Diseño Industrial y Diseño de Interiores y me gustaría poder trabajar en Menorca. En mis ratos libres me gusta quedar con mis amigos y escuchar música.

¿Por qué se decantó por ese tipo de estudios?
La tecnología me ha gustado desde que era pequeña. Siempre he sido muy curiosa y me llamaban la atención los objetos que tenían algún defecto o error. Por eso me decidí a estudiar la Ingeniería en Diseño Industrial. Respecto a mi atracción por el diseño de interiores, fue por algo más simple. Una vez me tocó cambiar de sitio los muebles de mi habitación y me di cuenta de que aquello me gustaba. Tras estudiar una carrera, tuve la posibilidad de enganchar con la otra y realizarla en dos años.

¿En qué se basaron sus proyectos de fin de carrera?
El de Ingeniería consistió en tener que integrar un robot de cocina en el mobiliario. En el de diseño, me centré en analizar cómo ha evolucionado Maó respecto al uso de edificios abandonados, como el cine Alcázar, y qué segundas oportunidades se le pueden dar a este tipo de inmuebles.

Y, ¿a qué conclusión llegó?
Creo que es muy fácil criticar ciertos aspectos en cuanto al abandono de edificios, pero resulta complicado llegar a una solución. A mí se me ocurrió que las antiguas casas de varios pisos de Maó podrían convertirse en viviendas para jóvenes. El problema es que la normativa actual no permite que estos espacios puedan dividirse. Lo ideal sería un único edificio para compartir, pero con habitáculos privados. También opino que en el centro de Maó no hay vida por la noche y creo que es porque casi todo son comercios. Hay edificios en los que se podría abrir bares o locales, aunque también es cierto que en Menorca es complicado arrancar un negocio porque a la gente le cuesta salir de su rutina.

¿Cuál es el último trabajo que ha realizado?
El Consell ofreció una beca a una amiga mía, Paz Carreras, para que se ocupara de los instrumentos antiguos del Seminario de Ciutadella. Yo me encargué de diseñar los trípticos, las pantallas táctiles y la web, junto al informático Jordi Rescalvo, de forma que la exposición que se organizó en el Museu Diocesà de Menorca fuese interactiva.

¿Cuál sería su puesto de trabajo ideal si pudiese elegir?
Me gustaría trabajar en diseño industrial, aunque sé que en la Isla tendré más posibilidades en algo de interiores. Lo ideal sería tener un estudio propio, pero eso es algo que, por ahora, veo muy lejano. Lo que tengo en mente es hacer un curso de programación web y ponerme a buscar trabajo en serio. El paro está fatal y cada vez hay más gente formada que va directa al SOIB, es como el pez que se muerde la cola, pero hay que moverse.