Viñuales. Habló sobre la necesidad de mejorar la gestión del agua - V.V.

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La II edición de las Jornades de Consum Responsable de Menorca, organizadas por el consorcio Mestral-Caritas y GOB, se clausura hoy con una apretada jornada de trabajo en el Museu de Menorca. Entre los participantes, destaca la presencia del sociólogo y presidente de la entidad Ecología y Desarrollo, Víctor Viñuales, quien a partir de las 11 horas ofrecerá una conferencia sobre el agua y su consumo responsable.

Sólo el 1 por ciento del agua del planeta es utilizable para el consumo humano, algo que parece que cuesta entender al consumidor…
En realidad, agua hay mucha, pero en muchas ocasiones no es buena. Es por ello que el asunto no sólo tiene que ver con la cantidad, sino muy especialmente con la calidad. Muchas veces hablamos de las muertes que provocan los conflictos bélicos en el mundo, pero prácticamente cinco millones de personas fallecen al año por no tener agua buena, por una simple diarrea, lo que es una muerte estúpida. Por eso uno de los grandes problemas del agua tiene que ver con la calidad, y ello está muy relacionado con el saneamiento.

El consumidor sigue sin estar lo suficientemente concienciado y muchas veces no valora el agua como el bien tan preciado que es. ¿Cómo se puede cambiar esa tendencia?
Creo que uno de los problemas en los países del norte, en los que uno abre el grifo y puede acceder a agua preparada para beber, es que no percibe ni se da cuenta de lo que significa. El saber compromete, y nosotros sabemos que formamos parte de un mundo que por una parte es capaz de enviar una nave a Marte para averiguar si hay agua, y sin embargo somos incapaces de algo extremadamente más sencillo como es dar agua buena a un semejante. Aunque sólo fuera desde el punto de vista pedagógico, tendríamos a veces que cortar el agua durante tres días para que valoráramos qué significa eso de tenerla y qué significa no tenerla.

Sin embargo, no hace muchos años, en algunas partes de España, conseguir estar abastecido de agua potable las 24 horas del día tampoco era lo habitual…
En eso somos un poco como los nuevos ricos, hemos perdido un poco la memoria, porque efectivamente hace no tanto en muchos pueblos de España no había agua potable… E igualmente tampoco había saneamiento. Pero creo que hay otro elemento que a veces ignoramos, como que el consumo de agua está asociado al consumo de energía. El agua hay que transportarla y potabilizarla. El investigador Antonio Esteban, que murió hace poco, hablaba de que más o menos por cada 1.000 litros de agua potable significaba la emisión de 9 kilos de carbono, y eso siendo agua fría. Un tema que ahora con el cambio climático está encima de la mesa es la relación entre agua y energía. Aunque ello conduce a otro asunto, y es que se van a hacer más frecuentes los fenómenos atmosféricos extremos, y también la competencia por el agua. En las propias Islas Baleares, pero también en muchas otras partes de España, han sido frecuentes periodos de sequía donde de repente los usuarios del agua nos ponemos a pelearnos los unos con los otros… Y eso nos obligará a pactar entre los distintos territorios.

Sin embargo, hay quienes se niegan a reconocer la existencia de un cambio climático…
Siempre hay gente para todo. Creo que de alguna forma ya no sólo la comunidad científica, sino también la comunidad política, son conscientes. La cumbre de Copenhague por un lado fue un fracaso a la hora de tomar resoluciones efectivas frente al cambio climático, pero todos los países, China y Estados Unidos incluidos, reconocían que el hombre estaba actuando sobre el clima y que teníamos que actuar para frenar el cambio. Que haya minorías "negacionistas", hay que contar con ello. Lo que hay que hacer es no pararse. El gran tema del cambio climático es que tenemos que actuar. No se puede dejar pasar el tiempo. Lo que quedó claro en Copenhague es que hay una contradicción entre los intereses particulares que defienden los líderes mundiales que se reúnen, pero luego ¿quién está defendiendo los bienes comunes, la atmósfera, la Antártida, el Ártico… ? Lo que hay es un problema de liderazgo global.

Volviendo al desarrollo sostenible y los costes energéticos, ¿qué opinión le merecen las plantas desalinizadoras?
Con el agua uno de los temas claves en España es que percibamos que tenemos que pasar de una política de gestión de la oferta a una política de gestión de la demanda. No puede ser que estemos pensando de dónde traer el agua, sino en averiguar si la estamos utilizando bien. Por ejemplo, estamos clorando agua que muchas veces no está buena para beberla tal cual, y por ello hay un consumo elevado de agua embotellada, y es extremadamente buena para tirarla por el water. En el tema del agua la primera asignatura que tenemos que aprobar es la de utilizar con eficiencia el recurso y no despilfarrar, pero también ajustar las calidades del agua para sus funciones. Y dentro de esa política de oferta están las plantas desalinizadoras. En ese sentido muchas veces ha habido una discusión excesivamente ideologizada y politizada, y habría que bajar el balón al suelo y propiciar que no discutieran sobre las fórmulas de atender la demanda de agua los ministros y sí lo hicieran los técnicos. Seguramente lo mejor es hacer un planteamiento plural, para que no haya una monodependencia, en el que las desalinizadoras ocupen un lugar, pero siempre el adecuado.

El agua siempre ha sido motivo de batalla…
Basta recordar el conflicto por el trasvase a Barcelona, cuando entraron en discusión el conseller de Economía de la Generalitat, la ministra y el presidente Camps, y así es muy difícil. Y muchas veces lo que se hace es discutir para arañarse unos votos. No puede ser que en los temas de agua, que necesitan de por sí unas políticas de medio y largo plazo, estemos discutiendo pensando en las próximas elecciones, eso es una frivolidad y una irresponsabilidad. Que los partidos políticos se peleen para ganar votos en otros asuntos, pero no en temas que exigen políticas que no pueden estar rectificándose cada cuatro años. Las políticas de agua mantenidas en el tiempo son necesarias, y muchas veces ha habido un debate excesivamente ideologizado y politizado.