rafalet 2007. El "barranc" de la costa de Sant Lluís acogió una fiesta de más de 48 horas el primer fin de semana de agosto - Archivo

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Una antigua batería militar en ruinas, una finca en el campo, una vieja cantera en un espacio protegido o una playa virgen. Cualquiera de estos lugares puede resultar ideal para 'montar' una fiesta rave ('delirio', en inglés), unos eventos clandestinos que se han convertido en los últimos años en habituales de los veranos menorquines. Si el escenario es bueno, sólo hay que añadirle una buena mesa de sonido para pinchar música electrónica y ganas de diversión, un ansia de "buen rollo" que suele acompañarse de cierta dosis de drogas y alcohol. Este tipo de eventos clandestinos han proliferado durante los últimos veranos en toda la Isla ante el pasmo de las autoridades, que sólo en contadas ocasiones han podido actuar para evitarlas. Ello, pese a sucesos desgraciados, como el que acabó en 2003 con la muerte de un joven de 22 años tras estrellarse contra la base de los acantilados del Faro Nati, en el norte de Menorca, presuntamente influenciado por el consumo de sustancias narcóticas.

La última rave party de la que se haya tenido conocimiento oficial ocurrió el pasado mes de agosto en Son Bou, con la participación de casi un centenar de personas. La Policía Local de Alaior y la Guardia Civil irrumpieron en la fiesta, levantando varias actas por consumo de drogas y desobediencia a la autoridad, según confirmó el director insular del Estado, Javier Tejero.

No siempre resulta fácil para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad abortar este tipo de eventos. Los organizadores de estas fiestas rave, entre los que suelen encontrarse habitualmente deejays (pinchadiscos), utilizan a menudo los mensajes sms y, sobre todo, las redes sociales para hacer sus convocatorias, a las que asisten a veces personas de distintos perfiles y pelajes. Indefectiblemente, internet ha acabado amplificando el efecto del sistema de comunicación boca-oreja, que tradicionalmente se había mostrado muy efectivo. El lema de estas celebraciones ilegales -convertidas en auténticos escaparates para DJ's- es que los invitados "pinten bien", como se puede leer en la red en algunos de estos foros rave. Las drogas y, por supuesto, el alcohol, circulan libremente por estas fiestas, como en cualquier gran discoteca de Eivissa o de la Península. La música, 100 por 100 alternativa, tiene siempre muy poco que ver con los recopilatorios discotequeros.

Las fiestas rave se pusieron de actualidad en los medios de comunicación de la Isla después que el 10 de agosto de 2003 falleciera un joven tras despeñarse por los acantilados de Punta Nati, en Ciutadella. El infortunado, de 22 años, participaba en una fiesta rave organizada en las instalaciones del histórico faro -construido a raíz del hundimiento, en 1910, del buque correo francés Général Chanzy-, cuando ocurrió el trágico suceso. Según se informó después del suceso, el joven se encontraba bajo los efectos de las drogas, cuando se lanzó al vacío sin calcular las distancias. Los hechos sirvieron al juez de Ciutadella para iniciar una investigación relacionada con el tráfico de drogas.

Las autoridades de Menorca no han podido hacer mucho, de momento, para evitar estas fiestas, cuyos videos (una cuarentena) circulan con total libertad por youtube. En agosto de 2006 un centenar de okupas celebró una fiesta rave en la antigua batería militar de Llucalari, en Alaior. La seguridad privada de la finca trató en vano de impedir el evento, teniendo que desistir ante las amenazas recibidas, presuntamente, por parte de algunos jóvenes. Pese a la denuncia de la propiedad -los terrenos fueron revertidos por el Ministerio de Defensa a sus antiguos dueños-, la falta de efectivos impidió que la Guardia Civil pudiera desalojar la finca.

52 horas
No sería la única fiesta rave ese verano. Los vecinos de Maó tuvieron que juramentarse para lograr detener otro evento rave en una finca de la carretera de Sant Climent, aunque para ello tuvieran que esperar… ¡52 horas!.Tras varios avisos a la Policía y dos denuncias, los organizadores pusieron fin a la monumental juerga. Más de 48 horas de fiesta sin parar. Una celebración estruendosa, muy atractiva para jóvenes ávidos de música electrónica y ganas de diversión. Los vecinos calcularon que a lo largo de los más de dos días que duró la celebración llegaron a pasar varios centenares de personas por la finca. La fiesta había empezado el domingo. No pararía hasta el martes. La Policía tuvo que personarse en Curnia Nova para ordenar la suspensión de la fiesta y denunciar a los organizadores por desobediencia. Tampoco en esta ocasión se había solicitado el permiso pertinente a las autoridades.

Ese mismo verano se celebraría también otra fiesta rave en plenas canteras de Cala Mitjana (el vídeo, como otros, puede verse en youtube).

En 2007, se organizaron otras fiestas rave en la Isla, en lugares como Sa Mesquida, donde se organizó una rave electrónica, o Ferreries, en este caso coincidiendo con las fiestas patronales de Sant Bartomeu. Las protestas de los vecinos de esta localidad hicieron que el año siguiente las Fuerzas de Seguridad de la Isla tuvieran que reforzar su atención.

Los adictos al "ocio barato" y al "buen rollo" que se conjuraron en el verano de 2008 para celebrar otra fiesta rave en el Polvorí del Barranc d'en Rellotge de Alaior no iban a tener, esta vez, tanta suerte. A finales de agosto, la Policía Local de Alaior desalojó a un grupo de unas cuarenta personas que celebraban una fiesta rave ilegal en el Camí des Polvorí de esta localidad, en una zona medioambientalmente protegida. En el lugar, los agentes encontraron diverso material relacionado con la celebración del evento, entre el cual había un generador eléctrico, focos y un potente equipo de sonido con mesa mezcladora. El lugar escogido por los organizadores está incluido dentro de un Área Natural de Especial Interés (ANEI) y está clasificado, además, como Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Zona de Especial de Protección de Aves (ZEPA).
Este tipo de hechos no son aislados. El pasado mes de junio, el área protegida de las dunas del Carabassí, en el límite entre Elche y Santa Pola, amaneció convertida en un estercolero a causa de la celebración de una fiesta rave.

No era la primera vez que se ponía a la Policía sobre aviso de este tipo de fiestas. La Asociación Menorquina de Cafeterías, Bares y Restaurantes ya había alertado antes sobre la organización de este tipo de fiestas en diversos rincones de la Isla. Para la asociación, se trata de un caso claro de "competencia desleal".

binimel·là
Sin embargo, la actuación de la Policía no evitaría que el mismo verano se celebrasen otras fiestas por el estilo en otros rincones de la Isla, como Fornells, Cavalleria o Binimel·là. En youtube puede verse sin mayores problemas un pequeño video de 1'15" de duración con el título "Rave de la luna llena en Binimel·là": furgonetas, música máquina a tope, hogueras y alcohol.

El año pasado, con motivo de las fiestas patronales de Sant Jaume, en Es Castell, se organizó otra fiesta rave, cuyo ambiente puede recrearse gracias al escaparate de youtube. Los ingredientes se repiten: una buena mesa de sonido a los mandos de un DJ, música rave y fiesta, mucha fiesta.

El último episodio, del que se tiene conocimiento, se vivió el pasado mes de agosto en Son Bou. La actuación de las fuerzas del orden acabó con diversos expedientes policiales que se instruyeron por desobediencia a la autoridad y por el consumo de sustancias estupefacientes, que, indefectiblemente, acaban estando presentes en todas las rave parties.

Aunque se trata, por definición, de fiestas libres, en las que no se cobra ninguna entrada y en las que la única consigna es pasarlo bien, un rastreo por los diferentes foros rave de la red permite comprobar cómo en algunas ocasiones hasta los mismos payeses encargados de las fincas han cobrado clandestinamente "entradas" -que en ocasiones pueden llegar a los 10 euros- a los participantes en estas fiestas.

La trascendencia que han cobrado estas rave parties ha sido aprovechada por algunos partidos para llevar el debate a la arena política. Así, en los últimos años, el Partido Popular ha pedido en reiteradas ocasiones al Consell insular que ejerza sus funciones en cumplimiento de sus competencias en materia de Actividades Clasificadas para poner coto a estos eventos.