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Los menorquines si de algo podemos sentirnos orgullosos es del legado de nuestros antepasados; me refiero concretamente a la herencia de una sociedad civil que supo alumbrar toda una serie de entidades que hoy, la mayoría de ellas, son más que centenarias y siguen latiendo con la misma pujanza de antaño; el Ateneu, el Cercle Artístic, el "17 de gener", el Fomento del Turismo o el Orfeón Mahonés son exponentes de esta realidad, realidad que nos lleva a un pasado en que la ilusión "movía montañas", en que los hombres creían que la evolución y no querían quedar estancados, lo cual implicaba comprometerse con la cultura; hoy, aquel espíritu, en circunstancias muy diferentes a aquellas, parece difuminarse dentro de la "cultura de las subvenciones", restando espontaneidad y fuerza a una sociedad que no acababa de encontrar su propia identidad.

Josep Mercadal Victory, que estuvo en mil batallas, es el actual presidente del Orfeón Mahonés y en esta ocasión actuará de "cicerone" no sólo porque los 125 años de vida de la entidad están al caer sino porque, como he apuntado, ha sido "monaguillo" en un tiempo de ebullición, de cambios, de tránsito.

En el panorama cultural de la Menorca de finales de los 70, la irrupción de Traginada ¿qué significó?

Visto desde la perspectiva que los treinta años y pico te proporciona cabe decir que fue como una bocanada de aire fresco que provocó un cambio de mentalidad en la cultura popular y en la música menorquina.

Aquel fue un tiempo de ebullición, de cambios, de...

Efectivamente, un tiempo muy interesante e incluso apasionante; antes los "Coros y Danzas" de la Sección Femenina (de Falange Española) centralizaban todo este amplio sector y nosotros, Traginada, con nuestra juventud y nuevas ideas dimos un giro espectacular a todo cuanto había, apostando por la modernidad y por la innovación de estilo y forma.

Y en lo político ¿qué papel desempeñó?

Aunque en aquel momento todo estaba relacionado entre sí, no teníamos una conexión directa con la política, lo nuestro era una aportación a la música, a la cultura, sin embargo apoyamos la candidatura unitaria de Antoni Anglada (Antuán) al Senado por afinidad con nuestras ideas y además entendimos que era una forma positiva de apoyar la transformación que se estaba operando en nuestro país.

También estuvisteis en la "movida" del Freginal, lo de "Parc sí, parking no".

Efectivamente y de la misma forma que lo estaba una gran parte de la juventud mahonesa, especialmente los más sensibilizados con cuanto venía desarrollándose en un tiempo de gran ebullición social y política.

Sin ser excesivamente longevos, fuisteis "determinantes".

Pienso que sí, hubo otros grupos que se mantuvieron durante mucho más tiempo que nosotros ya que sólo estuvimos en activo unos tres años, pero Traginada fue punto y aparte.

Además de ti, en el contrabajo, ¿quiénes formabais el grupo?

En total fuimos diez más uno... lo digo así porque Martina Garriga, al casarse, cedió su puesto a su hermana Niní; el resto lo formaban Ramón y Joan Saura, Arturo, Paco y Mari Pau Bagur, Elena Comeche, Lluís Reynés y Elena Pérez.

Hoy, una experiencia como aquella, ¿la ves posible?

Lo veo complicado porque hoy la sociedad está anquilosada; socialmente la diferencia entre aquella sociedad y la actual es abismal; sin olvidar que hoy la sociedad se preocupa más de "sobrevivir" que de protagonizar aventuras como aquella.

Al disolverse tú seguiste en activo.

Lo estuve antes y después; a los 18 años marché a Palma para estudiar Magisterio y allí di el paso definitivo en lo que a la música se refiere, incluso compré mi primer contrabajo; era la época de los cantautores y junto a un amigo formamos un dúo que tuvo cierto éxito, actuamos no sólo en Mallorca sino también en Eivissa y en Formentera, y ganamos un premio de ámbito insular.

Y antes, ¿cuáles fueron tus inicios?

Empecé con la guitarra participando en aquel movimiento que en la iglesia del Carmen promovió Valentín Arteaga; también estuve en Santa. Eulalia, en donde conocí a Nito Martí, de Pinyeta Pinyol y en otras "batallas" como son la Banda Municipal, con el maestro Guasteví o la orquesta del Ateneu bajo la dirección de don José Cardona Mercadal, en cuya formación ya tocaba el contrabajo después de haber asistido a clase con el profesor Soler.

Como colofón diré que estuviste en toda la "movida" musical de aquellos años.

Prácticamente sí; luego estuve, durante cuatro o cinco años retirado hasta que con Lluís Sintes y Arrels volví al "ruedo" gravando el primer disco.

A propósito me he saltado un capítulo, el de tus primeros pasos escolares que no dudo, por tus antecedentes familiares que los iniciaste en un colegio religioso. ¿Dónde?

En el Colegio San José, "a ca ses monges des Cos", con Sor Demetria a quien mi madre, a sus 80 años, todavía recuerda de cuando llegó a Maó; luego recalé en Sa Graduada, con anécdota incluida porque mi madre quería que estudiase en el Colegio de los Hermanos de La Salle y mi padre eligió el "Primo de Rivera", "porque él había estudiado allí". La siguiente etapa me llevó a la "preparatoria", con doña María Mir y seguidamente ingresé en el Instituto hasta trasladarme a Palma para cursar Magisterio.

Andreu Murillo, del que fuiste alumno, dejó en ti un imborrable recuerdo, ¿cierto?

Del todo; en Sa Graduada tuve la suerte de que me designaran a su clase y además, en esta etapa como en la posterior del instituto, fui a clases de repaso con él y debo decir que su personalidad y su compromiso social/político/cultural calaron muy hondo en mí; sin duda fue el mejor maestro que pude tener.

Y en el ámbito musical, ¿quiénes fueron tus profesores?

Los que en Maó y en aquella época se dedicaban a ello; el señor Cardona Mercadal, Jaime Calafat y para de contar; a Juanito Tudurí, del que tengo muy buenas referencias, no llegué a conocerle.

¿Cómo llegaste a la presidencia del Orfeón?

De una forma un tanto rocambolesca; desde 1985 yo formaba parte de la Junta Directiva, más concretamente de la gestora que propició el regreso a la presidencia de Emilio Orfila, antecesor de Juan Cubas que en 1988 le reemplazó al frente de la entidad, luego en el 2006, siendo presidente Pito Costa éste presentó la dimisión lo que originó, de conformidad con los Estatutos, el cese de toda la Junta y la convocatoria de elecciones y fue entonces cuando comprendí que debía involucrarme más directamente y propuse a mis compañeros de directiva encabezar una candidatura a lo que se avinieron todos ellos hasta el punto que se integraron en la lista electoral que ampliamos con tres o cuatro nuevas incorporaciones; salí elegido presidente, tras unas elecciones muy disputadas, ya que Tòfol Carreras también se presentó; posteriormente, en mayo pasado, fui nuevamente elegido por un periodo de cuatro años.

La sociedad civil de antaño fue capaz de alumbrar toda una serie de sociedades que hoy todavía perduran, la actual ¿sería capaz de hacer lo mismo?

No, y ya no te hablo del Orfeón o del Ateneu o del Casino 17 de Gener o del Cercle Artístic, sino de un Alcázar, o de la Unión o del Menorca, hoy, inmersos en la "cultura de la subvención" son más las sociedades más bien con ánimo de lucro que las altruistas, hoy ni veo aquella capacidad "engrescadora" de antaño ni las circunstancias son las mismas... de las actuales entidades, nacidas posteriormente y dentro del ámbito cultural destacaría, por su incuestionable labor a los Amics de s'Òpera y a la Coral Sant Antoni y poco más.

Metidos en el berenjenal de la "cultura de las subvenciones", ¿crees que éstas, aunque necesarias, son un freno para la sociedad civil?

No es que frenen o que representen una barrera pero limitan su acción, ahora se busca primero la subvención y luego todo el engranaje se pone en marcha, antes era al revés, lo que llegaba, por añadidura, era como un maná inesperado.

Actualmente el Orfeón cuenta con local social, teatro propio, etcétera, pero, ¿cuál es su "estado de salud" en lo que a la economía se refiere?

Bueno, sin inquietudes ni sobresaltos, en gran parte por las ayudas recibidas; ten en cuenta que el teatro, presupuestado inicialmente en 800.000 euros, al finalizar las obras su coste real fue de 1.200.000 euros pero no nos echamos para atrás, al contrario, seguimos hacia adelante; recurrimos a un préstamos de la Caixa de 900.000 euros lo cual significaba tener que abonar una cuota mensual de 6.000 y fue entonces cuando llegaron las ayudas, del Govern, del Consell y del Ayuntamiento de Maó y una cuarta totalmente inesperada, la del INAEM, organismo dependiente del Ministerio de Cultura, subvención o ayuda que nos llegó gracias a la excelente gestión llevada a cabo por la diputada Gràcia Muñoz; todo ello nos permitió rebajar el préstamo y aligerar con ello la cuota mensual que ha quedado sensiblemente reducida.

¿Cuántos socios y qué actividades desarrolláis?

Superamos los cuatrocientos y además de las actividades "tradicionales" desde hace varios años vienen funcionando toda una serie de aulas relacionadas con lo "nuestro", es decir, teatro, música -vocal e instrumental- y demás actividades. Actualmente y en el apartado musical además del canto contamos con clase de guitarra con la intención de reactivar la rondalla, también de flauta y posiblemente de violín, especialidad ésta solicitada por los socios; en cuanto al teatro seguimos contando con Matilde Muñiz que desde hace algunos años viene desarrollando una excelente labor en dicho campo; estas aulas son, primordialmente, un servicio más a los socios.

En el amplio marco del ámbito cultural, ¿cuál es para ti, el nivel que existe en Menorca?

Estamos a un buen nivel pero no hay que magnificarlo; hoy existen una amplia gama de ofertas lo que contribuye no sólo a mejorar la calidad en su conjunto sino también en el aspecto individual; las aulas son muchas y diversificadas y la aportaciones de las "Escoles Municipals" muy positiva.

Aquella comunión que antaño hubo entre el pueblo mahonés y el Orfeón, ¿todavía persiste?

Se da pero no con la misma intensidad que antes simplemente porque la gente vive "encerrada" en sus hogares; hoy aquellas tertulias de antaño han desaparecido, la tele o internet las han reemplazado, hoy no existe aquel contacto social que antes había porque la vida transcurre por otros derroteros diferentes más íntimos o menos compartidos.

Mans Unides acaba de ser galardonada con el premio Príncipe de Asturias. ¿Qué significado le das?

El de un reconocimiento a una labor altruista, a una forma de entender la vida como un compromiso con los demás. También lo considero un premio a la solidaridad.

Fallamos más ¿en la justicia o en la caridad?

La nuestra no es una sociedad justa, las diferencias entre el primier y el tercer mundo son abismales, porque cada uno va a lo suyo, se ha perdido el sentido de la ética entendida como forma de vida y, como consecuencia de ello, la caridad o la solidaridad han de "sanar" tales diferencias.

¿Te preocupa la actual situación económica del país?

Sí porque la solución, a corto o medio plazo no se vislumbra; además tal situación crea una psicosis muy negativa; en este aspecto yo apuntaría que mientras los intereses económicos sean prioritarios y la clase política, profesionalizada en exceso, no adopte otra manera de gestionar los intereses generales, difícilmente podremos aspirar a otra forma de vida menos agresiva y más solidaria.

¿Por qué apostarías?

Por la educación y por "reforzar" el compromiso social de todos y cada uno de nosotros porque hoy los ideales están en horas bajas, hoy prima el interés económico sobre cualquier valor ético.

Un presidente de una entidad popular, como es el "Orfeón", es un buen reclamo para figurar en una lista electoral; si te lo propusieran, ¿darías el "sí"?

Me lo propusieron, entonces no acepté pero si viera que puedo hacer algo positivo para el pueblo y desde el punto de vista de "servicio" posiblemente mi postura sería diferente a la que tomé, simplemente porque creo que hay que ser consecuente con uno mismo y estar dispuesto a contribuir en todo aquello que sea "bueno" para la comunidad, ahora bien, mi compromiso debería ser por un periodo corto de tiempo, no permanente.

¿Crees en el Hombre?

Rotundamente sí, porque es la base de la sociedad; si él falla todo el edificio se desmorona, por ello sigo creyendo en el hombre y en su poder de regeneración.

Para ti, ¿qué es o que representa la música?

El hilo conductor de la vida, por supuesto de la mía, con ella disfruto sobre todo siendo amateur porque tal condición me permite ser y sentirme libre, sin imposiciones, sin límites.

¿Sigues subiendo, de vez en cuando, a Monte Toro?

Sí, porque a los pies de la Virgen, prácticamente solo, me siento relajado, feliz ... son connotaciones particulares, muy especiales que me transportan a un estado de placidez y serenidad como en ningún otro sitio.

Turismo sí, pero, ¿en qué condiciones?

En las actuales circunstancias socio-económicas de la Isla, el turismo se ha convertido en algo imprescindible pero deberíamos buscar y hallar el punto de equilibrio, entre lo deseable y lo necesario; yo diría que es preciso dar con un "producto" que no sea sólo bueno para el sector sino también para los menorquines.

A tus cincuenta y pocos años, ¿qué le pides a la vida?

La meta para cualquier persona es hallar la felicidad y aunque sea un objetivo utópico aspiro a ello, pero también le pido a la vida salud para los míos en un mundo de paz y prosperidad.

La apuesta mayoritaria sigue siendo la misma, salud, paz, felicidad... el mejor regalo de cumpleaños.