Género. Las firmas presentan un amplio muestrario al cliente - M.P.

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Los fabricantes de calzado de Menorca asisten a ferias dispuestos a agradar a los visitantes y realizar contactos para que las palabras pasen a ser hechos y, en este caso, pedidos.

Un paseo por los expositores del salón internacional Modacalzado -que ayer celebraba su segunda jornada- y un sondeo en algunas de las conversaciones que se entablaban ayer entre taconazo de palmo y medio y sandalia a ras del suelo, dejaron claro que el zapato fabricado en la Isla está en lo alto del listón con la calidad como motor de ventas.
Mita López, una empresaria de Las Palmas de Gran Canaria, se encontraba en el expositor de una de las firmas menorquinas acompañada por su hija y con una retahíla de zapatos de verano a sus pies. Lleva 50 años comprando calzado isleño porque "en calidad supera con creces el zapato fabricado en Elda".

Explicaba que "el calzado que ocupe un sitio en la tienda tiene que enamorar al cliente por lo que debemos olvidarnos del aburrimiento para poder calzar a las mujeres, el género menorquín cumple perfectamente con estos objetivos". Con ello, esta empresaria que recorre de forma habitual las ferias más destacadas del sector como Milán, París y Madrid, reflexionaba que "la gente se ha dado cuenta de que comprar barato sale caro, por eso buscan un zapato de calidad". López no dudó en afirmar que Menorca es muy conocida en Canarias gracias a firmas como Pons Quintana, Ría y Mascaró con sus PrettyBallerinas, marcas con las que trabaja.

Incidió a su vez en las colecciones "fantásticas" de Pons Quintana con un colorido para la próxima temporada que "seguro van a encandilar". Agregaba que su tienda cuenta con una sección especializada en trenzado y gracias a la confianza depositada en la firma alaiorense "al ofrecer confort en unos zapatos perfectos en la elaboración, tan sólo trabajamos con Pons Quintana para esta sección".

Otro caso fue el de Sara Etxeberría, una emprendedora guipuzcoana, de Orio, que abrió su tienda en 1992 y desde entonces siempre ha tenido representación menorquina en su negocio.

Para ella, la calidad, el diseño y sobre todo, las hormas destacan por encima de cualquier otra fabricación. Coincidía con Mita López en la importancia que da el cliente al distintivo geográfico con sabor a Islas. Sólo visita la feria de Madrid y señala que "con la calidad y la comodidad que nos proporcionan las firmas isleñas, en especial Patricia, ya nos vamos bien servidos".

Mercado competidor
Tampoco pasa desapercibida la calidad del género de la Isla entre los fabricantes competidores. Así, marcas de la Comunidad Valenciana aseguraron "no concebir un zapato hecho en Menorca de baja calidad", según palabras de María Jesús Muñoz, gerente de Lola Cruz, y elegida mujer empresaria de la Comunidad. A pesar de ello destacaba que el zapato fabricado en Menorca es un calzado de calle, diario y "con un diseño más bien austero".

Por su parte, el administrador único de la empresa Vogli, Alberto García, de Elche, destacaba que "Menorca es conocida por fabricar un zapato de calidad acorde con el precio" y añadía que es "el espejo donde se miran los demás para mejorar el producto". Indicaba que fabricar en la Isla es más complicado que hacerlo en Valencia por el coste añadido de la industria auxiliar. "Este hecho incide directamente en el precio del calzado, un aspecto que las demás empresas aprovechan para ganar terreno". A consecuencia de ello, "Menorca debe jugar con el valor añadido de la procedencia y la marca, es decir, con el 'made in Menorca'".

En el caso de la marca alicantina Lodi, su director comercial, Joaquín Abellán, espetaba que el producto isleño es conocido por su aspecto más sport y casual "en nuestro caso fabricamos zapatos de fiesta y ceremonia, es por ello que podemos convivir en la misma tienda sin provocar una agresión comercial".