El GOB (Grup Ornitològic Balear) denuncia el estado en que se encuentra una de las playas más emblemáticas de Menorca a causa del fondeo incontrolado e irregular que se repite cada verano. Se trata de Calascoves, un entorno natural de gran belleza que estos días recibe a sus visitantes con manchas de aceites y gasolina en el mar. Es una de las consecuencias directas de la poca concienciación de algunos turistas náuticos que no tienen reparo en verter al agua este tipo de productos contaminantes.
Desde el GOB denuncian que "Calascoves es uno de los lugares que acostumbra a verse afectado" por este problema, lo que provoca que "a menudo no sea agradable bañarse porque el agua huele a gasolina". Sin duda, un alto precio el que hace pagar la masificación que sufre el litoral menorquín.
Ante las críticas que recibe el colectivo ecologista cada vez que denuncian un hecho relacionado con el sector turístico, los responsables del GOB afirman ser partidarios de poner sobre la mesa este tipo de problemáticas en lugar de resignarse y justificarse como hacen otros con el habitual argumento de "es inevitable" y "es la consecuencia de la masificación de agosto que todo lo satura". Igualmente aseguran no compartir la opinión extendida de que "no conviene denunciar estas cosas en público" si no se quiere que se les acuse "de que los menorquines no queremos turismo, como algunos intentan poner de moda últimamente".
Así, desde el grupo ecologista aseguran que "algunos puntos del litoral menorquín ya muestran índices de metales pesados que superan los parámetros normales. No se debe esperar a que haya efectos irreversibles para empezar a reconducir la situación".
A sabiendas de que desde el Consell se ha iniciado ya la redacción del Pla Insular de la Costa (PIC) -un documento que para el GOB debería tener en cuenta todo lo relacionado con la capacidad de carga ambiental de la Isla en relación al turismo náutico-, los ecologistas reclaman que "estaría bien que las empresas relacionadas con el sector náutico pusieran en marcha lo que se llama Responsabilidad Social Corporativa, y mirasen de aportar su ayuda para ir minimizando los efectos secundarios negativos que nadie desea". Una llamada a un colectivo que no debe tampoco olvidar que "los que ensucian el mar gratuitamente" deberían ser más respetuosos con un entorno que, al fin y al cabo, "les acoge y que hace posible" el propio turismo náutico.
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