Menorca como destino turístico acoge un gran contingente de personas concentradas en los meses de verano. Esta circunstancia genera una gran estacionalidad que afecta a todos los ámbitos de la Isla; consumo energético y de agua, carreteras, alojamiento, servicios, atención sanitaria... etcétera. Abordar el funcionamiento de cada uno de ellos en temporada alta o si están suficientemente dimensionados a la demanda actual es complejo, pero el debate a pie de calle está abierto.
Son muchas las voces que reclaman mayores infraestructuras que faciliten la movilidad y la estancia de turistas y residentes, mientras otras mantienen que tan sólo sería necesario mejorar las existentes para no perder precisamente la especificidad y la diferencia que ahora buscan quienes visitan la Isla . En este último sentido se manifiesta David Carreras, director en funciones del Observatori Socioambiental de Menorca (OBSAM). En su opinión, Menorca debe huir del turismo de masas y apostar por el valor diferenciador que aporta la calidad y el desarrollo sostenible, el respeto a la naturaleza. "La cuestión es si tenemos que adaptarnos a la demanda o seguir manteniendo nuestra oferta. Menorca está bien considerada precisamente por lo que tiene ahora y entiendo que no tendríamos por qué buscar el turismo de masas por el que apuesta Mallorca o Eivissa. Menorca debe ofrecer diferencia y calidad", asevera. Carreras reconoce, no obstante, que para ofrecer dicha calidad también hay que mejorar ciertas infraestructuras, cuyo funcionamiento propone sea por fases siempre y cuando la tecnología y la infraestructura en cuestión lo permita, como en el caso de las depuradoras. Las estaciones de tratamiento podrían operar a la mitad de su rendimiento real en invierno, cuando se reduce la demanda poblacional. Esta propuesta, en cambio, no serviría según Carreras para la nueva desaladora que se construye en Ciutadella debido al sistema de osmosis inversa que utilizará para la purificación del agua. "Sería más costoso hacerla funcionar por fases que durante todo el año de forma continuada", explica.
200 litros más en verano
Según estudios del OSBAM la media de consumo de agua en la Isla es de 440 litros/habitante/día, sin embargo existe una diferencia de unos 200 litros por habitante y día entre el verano y el invierno. El consumo en los meses de julio y agosto es de 1,5 hectómetros cúbicos para el conjunto de la Isla, mientras que en invierno es alrededor de 0,6-0,7 hectómetros cúbicos. Hay que tener en cuenta que la población de Menorca se duplica con creces en los meses de verano al pasar de los cerca de 75.000 habitantes que residen en la Isla durante la mayor parte del invierno a los 171.000 que se contabilizaron, por ejemplo, en agosto de 2009.
La capacidad de la carretera general es otra de las grandes damnificadas por la presión humana diaria durante los meses de estío. De los cerca de 6.500 vehículos que se contabilizan habitualmente en un mes de enero se pasa en agosto a los cerca de 18.000. El director en funciones del OBSAM considera que las modificaciones introducidas por el Plan de Carreteras que elabora el Consell insular serán suficientes para mejorar la fluidez y la seguridad de esta vía. "No hay que perder de vista que ésta es una Isla Reserva de la Biosfera y que el desarrollo debe ser sostenible, desdoblar la carretera para todo el año sería una medida desmesurada", advierte en contra de las opiniones que reclaman la creación de dos carriles por sentido.
Más vehículos
La capacidad de los servicios también se pone a prueba en temporada alta. La semana pasada, la gasolinera del puerto de Maó se quedó sin combustible durante prácticamente todo un día al no ser capaz de abastecer el incremento de la demanda. Lo mismo sucedió el año pasado con los taxis y con los vehículos de "rent a car". La Asociación Menorquina de Alquiler de Vehículos sin conductor ha incrementado este año la flota en cerca de 800 vehículos, lo que ha supuesto una inversión de más de ocho millones de euros, sin contar con ninguna ayuda ni estatal ni autonómica. Aún así, la asociación reconoce que en agosto hay días donde la demanda supera a la oferta, pero advierte que son casos puntuales y que tener cubiertos esos días supondría tener parados esos vehículos durante el resto del año, lo que económicamente sería catastrófico. La fuerte estacionalidad pone cada verano a prueba la Isla, a sus habitantes y a los turistas que deciden disfrutar en ella sus días de asueto. La bondad de un destino turístico se mide cada vez más por la calidad y capacidad de sus infraestructuras y servicios. Menorca ha perdido prácticamente su industria en los últimos años y el campo sufre una de las peores crisis de su historia, a nadie escapa que la economía isleña ya depende casi en un 80 por ciento del turismo. Muchos coinciden en la necesidad de afrontar mejoras, pero el debate sobre cuál debe ser la dimensión y alcance de estas está abierto al igual que la reflexión sobre qué tipo de producto e imagen debe ofrecer la Isla en el exterior.
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