Algunas de las personas que ayer asistieron al foro pudieron exponer su versión sobre la realidad insular - Javier

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Varias de las intervenciones del público, una vez concluido el debate entre los ponentes, pusieron de manifiesto las dificultades y las carencias que padecen los menorquines a lo largo del año.
El empresario Manuel Hernández, que se definió como un menorquín en la diáspora, aseguró que hace unos 15 años ya percibió que la Isla no tenía futuro y, por otra parte, cuestionó el centralismo que ejerce Mallorca. Hernández fue tajante al asegurar que los menorquines están despistados sobre cuál debe ser el camino que debe seguir la Isla, por lo que defendió la necesidad de elaborar un plan integral.

La periodista Ariadna Martínez puso sobre la mesa las dificultades que representa para una menorquina de adopción, como es su caso desde hace tres años, vivir en una Isla durante los meses de invierno, por lo que aseguró que se sentía aislada. Martínez aseguró que el transporte aéreo era un derecho de los ciudadanos de la Isla, del mismo modo que el AVE lo es para los peninsulares, y cuestionó el elevado precio de los billetes. Asimismo, destacó la necesidad de mejorar la sanidad pública, entre otros servicios.

La periodista Mercedes Milà defendió que la Isla no era sólo de los naturales o residentes permanentes, sino también de aquellas personas que la visitan. Aseguró sentirse feliz en la Isla y estar identificada con las personas y proyectos que realizan para el progreso de la Isla. También mostró su satisfacción por la recuperación de los caminos rurales.

El periodista Miquel Tutzó se mostró mucho más crítico con la realidad menorquina. Criticó que algunos predios no dispongan de electricidad, la falta de conexiones aéreas durante el invierno, las trabas que las Administraciones ponen a los inversores para llevar a cabo sus proyectos y la carencia de infraestructuras en determinadas urbanizaciones turísticas. Tutzó expresó su preocupación por el futuro laboral de muchos jóvenes e indicó que la tasa de desempleo en invierno alcanzará los 7.000 parados en una Isla de 90.000 habitantes.

El empresario Luis Barca fue mucho más directo al pedir una Administración más ágil y la supresión de IB3 para dedicar su presupuesto a sanidad, transporte y educación, entre otros.

La empresaria Victoria Landa expuso que, después de cinco años de tramitaciones, había conseguido la autorización para convertir una casa de campo en un hotel rural, a pesar de que la actual coyuntura no era propicia para llevar a cabo el proyecto ansiado.

El presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de la Isla, Anton Soler, recordó que el Consell había aprobado un plan para implantar internet en toda la Isla y defendió la recuperación de la 'paret seca' como elemento que define el paisaje insular.

La consellera de Turismo, Joana Barceló, reconoció que la Administración debe mejorar en sus prestaciones, aunque recalcó que Govern y Consell han hecho una apuesta clara por la industria turística y por la promoción de un producto diferenciado.