Comenzó el pasado miércoles el XXXVII Festival de Música, de Maó. La continuidad del mismo es, ya de por sí, una buena noticia. Significa que ha merecido la fidelidad del público, que ha valorado su destacado nivel a través de sus numerosas ediciones.
Inscrito en la preponderancia de la música clásica en su vertiente más ortodoxa, el Festival se abre últimamente a expresiones musicales más amplias, con tal de conservar sus exigencias cualitativas.
Este año se inició con un concierto de características llamativas, por la diversa procedencia de sus intérpretes: el violín concertino del Covent Garden, de Londres, otros solistas del mismo teatro, y unos componentes de Chambao, grupo malagueño de flamenco electrónico.
Esta diversidad configuró un conjunto instrumental muy poco habitual: violines, contrabajo, piano, acordeón, guitarra electrónica, contrabajo acústico y percusión; conjunto, cuyo equilibrio de sonoridad sería discutible, pero que imprimió al concierto originalidad.
Su actuación ofreció acoplamiento, sintonía, y vivacidad rítmica pautada por el programa elegido, integrado casi totalmente por danzas de melodías muy conocidas: "Populares Rumanas" (Bela Bartok), "Eslovena, n. 1 en sol menor" (Antonín Dvorak), "Húngara, n. 1, 5, y 16" (Johannes Brahms), "Danza Española" (Manuel de Falla), por las célebres composiciones de Pablo Sarasate: "Romanza Andaluza", "Aires Gitanos", y "Fantasía de la ópera 'Carmen'", por el "Nightingale" (Grigoras Dinicu), por las vibrantes piezas "Libertango", y "Escualo" (Astor Piazzolla), y con énfasis de mayor suavidad, "Song of India from Sadko" (Nikolai Rimsky-Korsavov.
Vasco Vassilev confirmó su extraordinario dominio del violín, que lo califica en su calidad de concertino principal de la orquesta del Covent Garden. Afiligranó toda la gama de sonoridad del instrumento en interpretación de gran fluidez, marcada especialmente por el ritmo vertiginoso, aplicado, sobre todo, a la versión de las danzas húngaras de Brahms, y las composiciones de Sarasate. Aglutinó en vivacidad al resto de los concertistas.
Estos evidenciaron gran profesionalidad, disciplina de conjunto, y vivencia entusiasta de interpretación.
Cuatro bises
La empatía de Vasco Vassilev, solista del Covent Garden, y miembros de Chambao, con la generalidad del público, fue manifiesta desde el comienzo, y se expresó rotundamente en los aplausos finales, que fueron correspondidos por los intérpretes con cuatro bises.
La asistencia del público se situó en una cifra no excesiva, que, seguramente, aumentará en el decurso del Festival, sobre todo el mes de agosto, como se ha registrado en años anteriores, tal como espera JJMM, la entidad organizadora.
Vasko Vassilev, solistas del Covent Garden y miembros
de Chambao
Lugar: Teatre Principal
fecha: Miércoles, 14
Organiza: XXXVII Festival de Música de Maó.
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