Tras media vida jugando al fútbol en diversos equipos de Ciutadella, Frank Muñoz (Barcelona, 1983) decidió colgar las botas y colocarse unos guantes. La decisión fue acertada: el joven menorquín se alzó en el 2008 con el título de campeón de España en muay thai, un deporte de contacto originario de Tailandia.
Muñoz, que con 19 años se trasladó a Barcelona para continuar sus estudios de técnico superior en actividades deportivas, se inició en este deporte en la ciudad condal. No obstante, la falta de oportunidades para participar en combates en España le condujo hasta Amsterdam, donde reside desde hace un año y siete meses.
¿Cómo descubrió el mundo del muay thai?
Fue por casualidad. Durante toda mi vida había jugado al fútbol pero cuando me trasladé a Barcelona para estudiar decidí dejarlo porque me quitaba muchas horas. Durante los tres años siguientes fui al gimnasio para mantenerme en buena forma física. En poco tiempo gané 10 kilos de masa muscular, mi cuerpo me pedía competir en algún deporte. Fue entonces cuando descubrí el muay thai en televisión. Vi un combate y me encantó, siempre digo que fue amor a primera vista.
¿Comenzó entonces a practicar este deporte de contacto?
Sí. Al día siguiente ya estaba buscando un gimnasio en Barcelona donde poder entrenar. Fue así como encontré el Esport Rogent, dirigido por el ex campeón del mundo, Xavi Moya. Al entrar en el gimnasio y observar una de las sesiones tuve una corazonada . No me lo pensé y ese mismo día comencé a entrenar. En un primer momento me daba mucho respeto el hecho de pelear con un oponente.
¿Lo superó?
Sí. A base de entrenar fui ganando confianza en mi mismo y fue entonces cuando ya estuve listo para luchar. El muay thai es un deporte noble en el que existe un gran respeto entre los oponentes. Además, integra valores como la autosuperación o la disciplina, que he aplicado a mi vida y me han permitido alcanzar muchos de los objetivos que me he planteado hasta el momento.
El muay thai también es conocido como boxeo tailandés ¿Cual es el origen de este deporte?
El muay thai tiene su origen en el reino de Siam, actualmente Tailandia. Es un arte marcial que se utilizaba como defensa ante las invasiones exteriores. La variante deportiva actual es muy parecida al boxeo pero añadiendo golpes de piernas, rodillas y codos. Los combates constan de cinco asaltos de tres minutos de duración durante los que debes intentar puntuar para llevarte la victoria.
¿Cuenta también con una base espiritual?
Sí. Todos los luchadores rinden homenaje a sus maestros y gente querida mediante una danza llamada Ram Muay, que se realiza al inicio de cada combate. Durante este ritual también se agradece al rival la oportunidad de poder luchar contra él, pues vas a poder seguir mejorando y convertirte en mejor luchador persona.
¿Cómo recuerda su primer combate?
Fue tan sólo seis meses después de comenzar a entrenar. Estaba muy nervioso y pese a que me salió fatal y perdí, las sensaciones que tuve no tienen precio. Me levanté con mariposas en el estómago y no cesaron hasta que terminó el combate. Sólo el que sube a un ring puede comprender esta sensación, es una especie de nirvana, durante el que estás en paz contigo mismo y con el universo. De ahí mis ganas de luchar y luchar.
En 2006 viajó a Bangkok ¿Qué buscaba?
Mi objetivo era ampliar mis conocimiento sobre este deporte. En Tailandia el muay thai no se entrena sino que se vive las 24 horas del día. Durante mi estancia en Bangkok, que duró 25 días, mi pasión por este deporte se multiplicó por cien. Entranaba más de ocho horas diarias, dormía en un camastro de madera al lado del ring y me duchaba con cubos de agua. Pese a la falta de comodidades y al agotamiento, considero que es lo mejor que pude hacer. Aprendí mucho a nivel técnico y, sobre todo, a nivel moral, y acabé enamorándome del todo del muay thai. Fue en Tailandia donde me di cuenta de lo que estaba dispuesto a hacer para perseguir mi sueño.
¿Volvió de nuevo a Barcelona?
Sí. Al volver comencé a luchar con frecuencia. Estaba decidido a llegar hasta donde pudiera y, en poco tiempo, disputé muchos combates en diversas disciplinas: boxeo tradicional, kickboxing, full contact. Sin darme cuenta mi vida ya sólo giraba alrededor del muay thai y, tras ganar el campeonato de España, en 2008, empecé a disputar combates a nivel europeo. Desgraciadamente, en España es muy difícil progresar ya que los que practicamos este deporte no contamos con el apoyo institucional, como ocurre en otros países.
¿Por este motivo decidió instalarse en Holanda?
Sí. En España no podía luchar muy a menudo y por eso tuve que emigrar a Holanda, donde existen una industria profesional en torno al muay thai. Además, aquí entreno con Remy Bonjasky, el luchador que vi en televisión y que me llevó a comenzar a practicar este deporte.
¿Cómo recuerda sus primeros tiempos en Amsterdam?
Llegué aquí en noviembre del 2008. Recuerdo que lo que más me sorprendió en un primer momento fue ver tantas bicicletas, incluso cuando llueve o nieva. Tengo que decir que en Amsterdam me acogieron con los brazos abiertos en el gimnasio en que entreno. Además, hablaba un buen inglés y eso me facilitó las cosas. No obstante, me costó adaptarme a la metodología de entreno, llegaba a casa siempre con microrroturas. Lo positivo es que todo esto me hizo más fuerte mentalmente, capaz de superar cualquier adversidad.
Tras poco más de año y medio en el extranjero, ¿cómo valora la experiencia?
Muy positiva. Estoy sólo en la mitad del camino pero no cambiaría por nada todo lo que he vivido aquí. Consiga o no mis objetivos con el muay thai, esta experiencia me ha permitido ver medio mundo y conocer a personas excelentes.
¿Se dedica exclusivamente al muay thai?
Sí. Afortunadamente, en Holanda puedo competir y entrenar a tiempo completo.
¿Cuáles son sus metas a nivel deportivo?
Uno de mis objetivos es ganar el torneo K-1 de Japón, el torneo más prestigioso de kickboxing. Sé que hay que trabajar muy duro para conseguirlo y que primero he de hacerme un nombre en Holanda. No hay una receta única para conseguir participar, por eso yo sigo mi camino particular a Itaca, todo por un sueño que sólo yo veo.
En relación a su vida en Amsterdam, ¿qué es lo que más le gusta de la ciudad?
Me gusta los enormes parques que tienen, donde aprovecho para practicar footing en un entorno natural. Por el contrario, no me gusta el clima: llueve demasiado a menudo y es entonces cuando más me acuerdo de mi Menorca.
¿En qué zona de la ciudad vive?
Vivo al este de Amsterdam, en un barrio periférico en el que hay una gran diversidad multicultural
¿Visita Menorca con regularidad?
Sí. Procuro estar en la Isla durante las fiestas navideñas para poder estar con la familia y, además, vengo siempre por Sant Joan, por muy lejos que esté esta fecha es intocable.
Precisamente el sábado estará en la Isla para participar en un combate, ¿no es así?
Sí. Lucharé en Menorca por el título nacional de kickboxing frente a Jesús Alcocer, conocido como "Toro". Durante la velada también se ofrecerán combates de muay thai y boxeo olímpico, en los que participarán los mejores luchadores de la Isla. Este espectáculo, que tendrá lugar en el campo del Atlético Ciutadella, está organizado por la promotora Menorca Boxing y Team Moya. Las entradas anticipadas tienen un precio de 10 euros y en taquilla valdrán 13 euros.
¿Qué es lo que más echa de menos de la Isla?
A mi gente de Dalt Sa Quintana, ir a comprar el pan y que me llamen por mi nombre, levantarme con el sonido de los pájaros cantando en mi ventana...Hay una lista infinita de cosas que hacen que lleve Menorca siempre en el corazón.
¿Se plantea la posibilidad de instalarse de nuevo en la Isla?
Seguro que volveré, aunque a largo plazo. La calidad de vida de la que se goza en Menorca no la he visto en ningún otro lugar. No obstante, creo que hay que salir de la Isla para darse cuenta de lo bien que se está allí.
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