Si captar clientes es difícil, lograr su lealtad, según los expertos de marketing, lo es más todavía. Cuando la fidelidad es a un destino turístico y el idilio se prolonga ya durante veinte años, el aniversario bien merece ser celebrado con una fiesta. Es lo que piensa hacer Wolfgang Lechner, periodista del prestigioso semanario alemán "Die Zeit", el próximo 4 de junio en su refugio de Sant Lluís, con su familia y con esas personas que ha ido conociendo a lo largo de dos décadas de vacaciones y que le hacen sentirse bien, cómodo, como en casa.
"Mis amigos y yo, cuando éramos jóvenes, pensábamos cómo alguien puede ser tan tonto de ir al mismo sitio de vacaciones durante años, cuando el mundo es tan grande", comenta el autor de varios artículos sobre la isla, encogiéndose de hombros, como sin encontrar una explicación al vínculo que él mismo ha establecido. Este tirolés (Schwaz, Austria, 1953), que ha desarrollado su carrera profesional en Alemania, conocedor del fenómeno turístico y de los cambios económicos y culturales que provoca, llegó a Menorca con un viaje de prensa, organizado por el touroperador TUI, del que entonces, en 1991, era representante el que ahora es su amigo, Lothar Pabst.
La casualidad hizo el resto, y ese mismo verano pasó sus primeras vacaciones familiares en la que considera "la isla más interesante" del Mediterráneo, una visión, admite, que no se corresponde con la del gran público en Alemania, un mercado en descenso en las últimas temporadas, si se atiende a las estadísticas de visitantes extranjeros.
La historia, una baza
Menorca tiene lo que se supone interesa al turista alemán, naturaleza, deporte, un entorno conservado, pero sigue perdiendo la partida frente a Mallorca u otros destinos. "Yo puedo hablar de mi experiencia y lo que me parece es que es poco conocida, que no tiene una imagen propia, que la gente no sabe de su riqueza ecológica o arqueológica.
Cuando digo que vengo aquí, en primer lugar se confunden con Mallorca, luego me dicen "ah sí, estuve allí, no está estropeada pero este año me iré a Grecia". Hay muchas islas bien conservadas. Yo creo que una de las grandes posibilidades de Menorca es descubrir su historia, además, ahora es más fácil que cuando yo llegué por primera vez, hay muchos más lugares que se pueden visitar".
A Lechner, habituado en su lugar de origen a convivir con los turistas llegados de Alemania y de otros países europeos, no le extraña que, con cierta periodicidad, la sociedad menorquina, pese a la importancia del sector turístico, se debata entre las virtudes y los defectos de esta industria. Él, que se considera del tipo de turista "que no quiere serlo", sino que prefiere mezclarse con la población del lugar, afirma sentirse a gusto, "no me hacen sentir que no me quieren como turista", en contra de los que opinan que se ha perdido la hospitalidad con los visitantes.
"Yo entiendo que muchos menorquines no quieran la intromisión, nos prestan su cultura, pero no se puede tener la ventaja económica del turismo por un lado y por otro, rechazarlo. Primero se debería saber qué clase de turismo se quiere, tener un concepto y seguir ese camino; si se quiere un turismo de masas, que permanece en el 'resort' y ver cuánto dinero deja, o si se prefiere un turismo rico". Compatibilizarlo todo es difícil. "Desde luego, no me gustaría ser el responsable de decidir, aunque en lo que sí me he fijado es que cuando se analizan las cifras se incide mucho en el número de turistas y menos en lo que se gana con ellos", observa.
¿Es efectiva la promoción? Si lo es, de momento, no ha obtenido resultado en cuanto a frenar el descenso de visitantes germanos, pese a que Menorca está presente en los medios de comunicación pero, en opinión de Lechner, sin que se aporte nada nuevo. "Cada año en julio, durante unos veinte días, los medios alemanes publican artículos, especialmente de las fiestas de Sant Joan, sobre los caballos, pero siempre se repite lo mismo". Además, algunas de las actividades que se promocionan, resulta complicado concertarlas para incluirlas en unas vacaciones confeccionadas por el propio turista, fuera de los tradicionales paquetes.
Ese es uno de los problemas que señala el reportero de "Die Zeit" cuando se trata de organizar una escapada a la isla, una vez asumidas las limitaciones del transporte aéreo en temporada baja. "Es difícil obtener información de las actividades que se realizan o comprar tickets, ni siquiera por internet, para poder planificar visitas culturales, nos sucedió hace poco con las jornadas gastronómicas". Por contra, este turista fiel cree que las infraestructuras de la isla han mejorado, aunque echa en falta más unidad a la hora de comercializar el alojamiento. "¿Por qué no se coopera para que exista una única página web de reservas, para la gente que quiere alquilar villas y apartamentos, para los que no queremos venir con un tour operador? ¿Por qué es todo tan complicado?", se pregunta.
Un prestigioso semanario editado en Hamburgo desde 1946
Lechner ha trabajado durante 21 años en "Die Zeit", semanario de distribución nacional en Alemania y que se edita en Hamburgo, con una tirada media que ronda los 500.000 ejemplares. Considerado un medio liberal, está dirigido a intelectuales y profesionales del mundo de la cultura, y es reconocido por la calidad de los textos periodísticos que publica y su diversidad editorial. "Die Zeit", una de las instituciones del periodismo germano, fundado en 1946, ha publicado, gracias al trabajo de Wolfgang Lechner, varios artículos dedicados a Menorca, a su oferta turística y a su historia, como los que ilustran esta entrevista. Durante años Lechner también se ha dedicado a temas como la nutrición, la paternidad y maternidad, en revistas del mismo grupo editorial, o también la gastronomía. En la actualidad trabaja en "algo nuevo", una especie de comunidad, como las que se crean en internet, pero impresa en su periódico, y en la que los lectores colaboran e interactúan, con sus aportaciones, con la Redacción.
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