Primera línea. Las once concesiones afectadas forman una hilera de viviendas destinadas mayormente a uso residencial con salida directa a las aguas del puerto - Javier

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Autoridad Portuaria de Balears ha notificado a los actuales ocupantes de las viviendas ubicadas en la zona conocida como La Solana, en la ribera norte del puerto de Maó, la finalización de los plazos de las concesiones que disfrutaban. En la misma notificación se les informa "de la conveniencia de formalizar las actas para la reversión de estos terrenos y edificaciones correspondientes a la Administración Pública del Estado", según informó ayer el organismo que preside Francesc Triay Llopis.

La comunicación requiere también a los actuales ocupantes para que procedan a la retirada de enseres y cualquier tipo de material, equipos e instalaciones desmontables, "ya que, de no ser así, Autoridad Portuaria tomará posesión sin más trámite, de acuerdo con la legislación vigente al afecto", recuerda el organismo estatal.

Los terrenos y edificaciones afectadas por este proceso de reversión fueron en su origen concesiones que se otorgaron a pescadores para la realización de cultivos marinos, pero con el paso del tiempo estas actividades se abandonaron y los terrenos pasaron de forma irregular a terceros, quienes los destinaron a viviendas particulares o residencias vacacionales.

La mayoría de las concesiones se realizaron directamente a la Cofradía de Pescadores con el fin de que los socios que se dedicaban al marisqueo pudieran disponer de lugar e instalaciones apropiadas para esa actividad. Cuando ésta perdió impulso, las concesiones fueron traspasadas o vendidas. A finales de los 80 ya se produjo un primer intento de recuperación de esos terrenos por parte de la Administración, pero la reversión no se llevó a cabo.

La entrada en vigor de la Ley de Puertos del 27 de noviembre de 1992 obligó entonces a buscar una solución provisional, ya que esta norma establece la incompatibilidad del uso residencial o vivienda para las concesiones portuarias. Por ello se buscó una salida a través de una nueva concesión para los titulares de entonces de 17 años, aunque con una cláusula que señala que no habrá posible renovación al finalizar ese periodo. Según explica ahora Autoridad Portuaria, "la situación se regularizó con los ocupantes por medio de una concesión excepcional y por un plazo limitado e improrrogable de 17 años", plazo que ya se ha cumplido.

Una vez vencido el pasado mes de febrero ese periodo de aquella última concesión "temporal, excepcional e improrrogable", precisa Autoridad Portuaria, los terrenos volverán a ser de uso público y se destinarán a actividades portuarias.

Los destinatarios de la medida han recibido ya por parte de Autoridad Portuaria las citaciones correspondientes para la firma del acta de reversión y se espera que el proceso culmine en el transcurso de este mes de abril.

No habrá demoliciones
El futuro concreto de estos inmuebles se desconoce, aunque el organismo público ha señalado que se destinarán a actividades estrictamente relacionadas con la actividad del puerto, es decir, marítimas o pesqueras.

En principio se descarta la piqueta, no parece lógico demoler las construcciones más allá de la imprescindible adaptación que requieran las nuevas concesiones.

La Solana constituye una zona de gran atractivo residencial, consolidado en las últimas décadas merced al uso turístico que se ha dado a estos locales. La familia Milà ha sido hasta ahora uno de sus inquilinos más famosos, ocupante de cuatro locales, junto con Víctor Manuel y Ana Belén, cuya propiedad sólo se ve afectada tangencialmente.

A pesar de la moda residencial, alguna concesión se conserva en manos de pescadores y se destina a su uso original, el marisqueo, a través de instalaciones apreciables todavía hoy en la lámina de agua.

Entre "vips" y mariscadores
Autoridad Portuaria no ha informado con detalle de los titulares afectados por la reversión de los terrenos a dominio público, aunque sí que ha precisado que se trata de once locales. Varios de ellos pertenecen a Alfonso Milà Senier, tío de los periodistas Lorenzo y Mercedes Milà, habituales veraneantes de Menorca y residentes precisamente en esas viviendas.

Otro de los locales incluidos en el proceso de reversión pertenece a los cantantes Víctor Manuel y Ana Belén, aunque se trata de una construcción secundaria de la vivienda de su propiedad, protagonista en su día de un culebrón testamentario.

En la relación de titulares de esas concesiones también figuraba en su día la ex mujer del ex alcalde de Maó Borja Carreras-Moysi y al menos un mariscador que mantiene el uso original para el que recibió en su día la concesión marítima.